The Adventures: Another Silent Day y Send My Heart

El término New wave empezó a ser utilizado por periodistas musicales, locutores y profesionales de las discográficas para designar los nuevos sonidos de Pop-rock que surgían a finales de los 70 y comienzos de la década de 1980.

Estuvo en su inicio vinculado al Punk y al Rock pero al incorporar música electrónica y experimental, mod, Disco y Pop, se ramificó. A partir de entonces engendró subgéneros y fusiones, casos del Rock gótico o el movimiento New romantic, y finalmente las diferencias entre New wave y otros géneros de la música se desdibujaron.

Bajo este punto de vista la New Wave puede considerarse uno de los géneros definitivos de los años 80, y además ha influido en una variedad de estilos musicales posteriores.

Cuando el Punk dejó de ser una alternativa comercial porque ya no interesaban sus maneras rudas, mensajes directos y escándalos, cobró protagonismo la New wave, cuya etiqueta ofrecía mejores posibilidades para que firmases contrato con una multinacional. Eso explica por qué se colgaron (o les fue colgada) dicha etiqueta a tantas bandas pese a ser muy diferentes entre sí.

Poco tenían que ver entre sí The Cars, Magazine, Talking Heads, Ultravox, The B-52’s, Police, Devo, R.E.M… pero en uno u otro momento fueron tildadas como bandas New Wave.

Siouxsie and the Banshees, Joy Divison y The Cure sentaron las bases de una New wave «oscura», del mismo modo que Human League y Duran Duran dieron lugar a una «Cool Wave».

Como puede verse, la ambigüedad del propio término provocó que admitiese múltiples usos.

En cualquier caso la música popular actual tiene una deuda con la New Wave, que marcó una parte importante del rock contemporáneo y de la electrónica.

Con el paso del tiempo la música de los años 80, incluso a costa de muchos estereotipos, ha recobrado vigor.

En aquellos años un núcleo de bandas destacaron particularmente por la factura elegante de sus composiciones: ABC, Duran Duran, Cock Robin, Spandau Ballet… todas ellas reconocidas. Otras en la misma categoría, como China Crisis, A Flock of Seagulls o The Adventures, tal vez sean en cambio menos conocidas.

En el año 1984 el vocalista Terry Sharpe y el guitarrista Pat Gribben formaron The Adventures en la ciudad de Belfast junto a Eileen (esposa de Gribben), Gerard Murphy, Tony Ayre y Paul Crowder.

La banda se mudó a Londres para impulsar su trabajo musical y lanzaron un conjunto de sencillos: Another Silent Day, Send My Heart, Feel the Raindrops y Two Rivers, que constituyeron un inicio muy prometedor, aunque solo éxitos menores en las listas de Reino Unido.

A pesar de ser aclamado por la crítica, tampoco el álbum debut de 1985, Theodore And Friends, obtuvo ventas significativas.

El grupo se aparta durante un tiempo, compone nuevas canciones para un segundo trabajo, cambia de compañía y en 1988 aparece The Sea of Love, cuyo single Broken Land se convirtió en su primer gran éxito (el tema que más veces sonó ese año en la BBC Radio 1).

La banda combinó Pop-Rock y sonidos folk para el tercer álbum de estudio, Trading Secrets With The Moon. Lanzado en 1990 no consiguió rentabilizar el éxito anterior y solo apareció brevemente en listas.

Bajo otro sello discográfico y nuevo replanteamiento, The Adventures regresaron en 1992 con el sencillo Raining All Over the World, adelanto de Lions And Tigers And Bears (1993), un cuarto álbum que encontró una respuesta tibia y no logró realmente ubicarse. El grupo fue abandonado por Polydor y simplemente se disolvió poco después.

The Adventures estuvieron grabando y haciendo giras entre 1984 y 1993, sin embargo nunca lograron un avance comercial significativo. Una banda poco apreciada que mereció ser mucho más grande.

La composición de Pat Gribben combinada con los talentos vocales de Terry Sharpe y Eileen Gribben, alumbró una estimulante química creativa y un conjunto de temas limpios con estilo, de melodías certeras y emocionales.

Así ocurrió con Send My Heart y también con Another Silent Day dos canciones preciosas y cautivadoras, dos maravillas irresistibles. ¡Cuánta facilidad para la melodí­a!