Soy tal pedazo de profesional triunfador que me abro paso entre un mar de sonrisas complacientes. Quemé algunas etapas del diseño gráfico antes de aprender a dirigir con gran y dinámica simpatía una empresa propia con decoración minimalista en el centro de la ciudad. Con los contactos adecuados siempre esperan jugosos contratos, nuevas oportunidades se
Fue la mía hace décadas una familia de tratantes y chamarileros. No sé cómo, un día mi padre consiguió introducirse en el sector de artes gráficas madrileño, se relacionó con algunos poderosos, trabajó duro, procreó generosamente y dejó una empresa próspera a su muerte. Desde entonces mis innumerables hermanos y yo continuamos su legado aplicando
Oiga, no es que yo lo quisiera, pero desde que papá se embarcó en negocios de envergadura hube de reciclarme para seguir su ritmo y asentar la idea de que también yo sería gentleman empresarial de la noble escuela de saqueadores hispánicos. Procedo de una zona pija del norte de Madrid y a día de