20/01/2007
Rafael Alvárez Merlo: De «Decisión al ocaso»
Heridamente quieta está la tarde;
las golondrinas trazan una fuga
hacia el oro inclinado de poniente,
al imposible lado de la vida
(…)
tan sólo un ala quiso darme el cielo:
con fe serena y con el propio esfuerzo
elijo la pobreza por mis manos:
quieta y herida como está la tarde,
parece suspendida eternidad
el inquietante incendio de los sueños.