La nueva Gran Muralla China
En la República Popular China, con la excepción de Hong Kong y Macao, no existe el acceso libre a Internet; las autoridades bloquean el acceso a los sitios web «indeseados».
Para controlar las conexiones el Ministerio de Seguridad Pública creó un enorme sistema de filtros que fuera de China se conoce como The Great Firewall, en un juego de palabras entre la Muralla China («Great Wall of China») y el cortafuegos («Firewall») que a través de hardware o software filtra las páginas.
Las autoridades bloquean, entre otras, páginas web de organizaciones extranjeras de derechos humanos como Amnistía Internacional, grupos tibetanos en el exilio, la emisora estadounidense Radio Free Asia o la versión china de la Deutsche Welle.
«Todos los proveedores de conexiones a Internet están obligados a cooperar con el gobierno en China», declara René Wienholtz, director tecnológico de la empresa hosting Strato AG de Berlín. Esto permite a los censores filtrar el tráfico de datos antes de que el usuario acceda a ellos.
Cuando se escribe una dirección web como amnesty.org
en el navegador, el nombre es traducido en una combinación numérica comprensible para el ordenador, la dirección IP. Este trabajo es hecho por los Domain Name Server (DNS) administrados por los proveedores de Internet, que con los filtros pueden evitar que los bancos de datos suministren las direcciones IP de páginas críticas con el régimen.
Al mismo tiempo bloquean el acceso directo, de manera que los usuarios tampoco pueden entrar tecleando la complicada combinación numérica (en el caso de Amnistía 78.136.0.19).
Ambos métodos, los filtros DNS y el bloqueo de direcciones IP, son de aplicación relativamente sencilla.
La censura de Internet en China afecta especialmente a los buscadores. Al igual que el buscador local Baidu, otros portales extranjeros excluyen de sus resultados de búsqueda direcciones críticas con el régimen. Incluso el gigante Google se somete a esta política.
Por supuesto los altos funcionarios chinos aseguran con esa serena y milenaria sonrisa que en realidad su gente utiliza libremente Internet y que allí donde los ciudadanos no acceden es sólo porque hay contenidos dañinos que conviene vetar por el bien de la comunidad amarilla.
Google, Microsoft y Yahoo, entre otras multinacionales, han prestado su apoyo tecnológico para que las búsquedas en Internet sean un «poquito» distintas cuando estás China.
A dos minutos del comienzo de las Olimpíadas de Pekín, China se vende al mundo como nación moderna y avanzada y su gobierno ha pedido (supongo que amablemente) a su población que se abstenga de escupir en la calle y y servir carne de perro. Mientras tanto allí se emplean otras reglas en el uso de Internet destinadas a combatir la disidencia. La comunidad internacional y el propio COI no han tenido reparos en mirar para otro lado.