La hazaña de Francis Ouimet
Los orígenes del golf norteamericano
Esta es la historia paralela de dos golfistas, ambos de origen humilde y por tanto condenados por sus respectivas sociedades a permanecer en su nicho social natural, sin posibilidades de jugar profesionalmente a un deporte exclusivo de clases privilegiadas.
Francis Desales Ouimet nació en 1893, hijo de inmigrantes pobres de origen canadiense-francés (su padre, de ahí el apellido) e irlandés (su madre). Con cuatro años su familia se mudó a una casa de Brookline, Massachusetts, separada tan solo por una calle del Country Club, el más antiguo club de golf de Estados Unidos.
Con nueve años Francis ayudaba a la economía familiar haciendo de caddie mientras aprendía los rudimentos del juego. En 1900 asistió en directo a la exhibición que dio Harry Vardon. Con el swing del gran golfista británico en la cabeza comenzó a trabajar para imitarlo y corregir sus fallos. Sus esfuerzos dieron frutos años después cuando en 1909 se impuso en el Campeonato Interescolar de Boston y el US Amateur en 1913.
La hegemonía indiscutiblemente era británica pero Estados Unidos estaba despegando. Sin embargo el US Open, el campeonato nacional, se le resistía. Las primeras 16 ediciones tuvieron por vencedores a jugadores británicos y hubo que esperar hasta 1911 para que un jugador estadounidense lo ganara por primera vez. A pesar de esa victoria, conseguida por John McDermott, el espaldarazo definitivo al golf en Estados Unidos llegó con la edición de 1913.
Ouimet (centro) con Harry Vardon (izquierda) y Ted Ray
En ese año Ouimet fue invitado por la asociación norteamericana de golf (USGA) a participar en el US Open que precisamente se celebraba en The Country Club, como quien dice, a la puerta de casa.
La USGA buscaba un gancho local que animara a los jóvenes y por supuesto, hacer frente a la poderosa armada británica que encabezaban Harry Vardon, quien acudía de nuevo, y Ted Ray.
Ouimet se ganó aún más el favor del público al hacerse acompañar de Eddie Lowery como caddie, un niño simpático y voluntarioso de diez años que no levantaba más de metro veinte del suelo. Superando comentarios adversos y burlas, enfrentándose a la oposición de su propio padre (que no aprobaba la decisión de su hijo) y a sus propios miedos y complejos, Francis Ouimet, el amateur, venció a las principales figuras golfísticas de la época.
Después de una reñida competición el joven Ouimet de sólo 20 años había vencido a su ídolo Harry Vardon.
La victoria de Ouimet causó una conmoción en el mundo deportivo como ninguna otra, convirtiéndose en el ejemplo perfecto de los valores americanos: la victoria del hombre hecho a sí mismo, etc.
Fue el primer gran héroe del golf americano, el primero en llevar el golf a las portadas de los periódicos hasta situarlo a la misma altura que el golf de las Islas Británicas. Como consecuencia, el número de jugadores se multiplicó por seis en los siguientes diez años y el número de campos públicos creció exponencialmente.
La historia de Francis Ouimet la recogió en 2005 la película Juego de honor (The Greatest Game Ever Played), que consigue varias cosas. Para empezar hace entretenido un deporte más bien aburrido, con planos espectaculares y cámaras insospechadas que aportan puntos de vista extremos al vuelo de la pelota. Además la película no presenta un «malo», a no ser la clase superior llena de orgullos y vanidades, encerrada en sus riquezas y privilegios y que salta por los aires con la llegada de un chico modesto y tenaz a uno de sus entretenimientos exclusivos.
The Greatest Game Ever Played merece la pena. Más que un film sobre golf celebra la historia del triunfo contra la adversidad. Una historia humana y familiar hermosa, con buen ritmo, sensibilidad y una ambientación de época exquisita que me recuerda un poco a «Carros de fuego».
Vardon es el deportista triunfador (logró ganar 6 Opens británicos seguidos, algo que aún nadie ha igualado), pero ante todo un caballero que, tal vez por su procedencia también humilde, no menosprecia en ningún momento a un rival por joven e inexperto que sea. El destino los llevó a competir y en esta ocasión venció el novato.
Francis Ouimet fue el primer debutante en ganar un US Open. La consecución de una vocación.
Desde hoy pongo entre mis películas favoritas, la historia de FRANCIS OUIMET, es lo que Yo llamo, una verdadera historia de humildad, sentimientos y pundonor, algo que todo ser humano debe de llevar, por encima de todo, porque esas son cualidades de Jehová Dios, que nos dió.
UNA PELICULA PRECIOSA, MUY BIEN HECHA. UNA VEZ MAS SE REVELA QUE LA PERSONA NO DEPENDE DE SU RIQUEZA MATERIAL PARA SER GRANDE Y VICEVERSA, QUE NO SE ES MENOS MEJOR PERSONA POR SER MUY RICA. UY… COMO LO HE LIADO, EN FIN SE QUE ME ENTENDEIS. GRACIAS POR TODA TU LABOR INFORMATIVA..