Katyn y el destino trágico de Polonia

El 23 de agosto de 1939, los Ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y la URSS, Joachim von Ribbentrop y Wacheslav Molotov firmaron un pacto por el que ambos paí­ses se  comprometí­an a resolver pací­ficamente sus diferencias y a estrechar sus relaciones económicas y comerciales, así­ como prestarse ayuda mutua.

Las cláusulas secretas del Pacto Ribbentrop-Molotov, no las conoció el gran público pero sí­ los servicios de Inteligencia  Occidentales: Era el reparto, entre el Tercer Reich y la Unión Soviética, del Este de Europa desde Finlandia hasta Rumaní­a. Siete dí­as más tarde, el 1 de Septiembre de 1939, Francia y Gran Bretaña daban a Hitler tres dí­as para que detuviese la invasión de Polonia. El 8 los tanques alemanes se acercaban de Varsovia.

Mi padre habí­a creado Prensa Mundial, en Paris, mientras duraba la guerra civil española. Del lado de Occidente, los paí­ses se preparaban para la guerra mientras nazis y soviéticos ponían en practica las cláusulas secretas del Pacto Ribbentrop-Molotov. La URSS atacaba Finlandia y se apoderaba de Estonia, Letonia y luego Lituania. Finlandia opone una resistencia heroica. En los noticieros de Pathé veí­amos los chavales en el cine Passy las terribles imágenes de los bombardeos alemanes en Polonia y los soldados finlandeses con sus túnicas blancas y sus esquí­es acosando al ejército rojo de Stalin, Pronto adquirí­ un gran mapa de Europa y alfiles de cabeza rojo, azul y blancos para seguir los vaivenes de la lucha.

Mientras, en la Europa Occidental el frente no se moví­a pero los paí­ses se preparaban para al zarpazo de la Alemania nazi y esta completaba sus operaciones en el Este.Y llegó el ataque alemán en abril de 1940 con el ataque a Dinamarca y Noruega. Hasta entonces, la tensa calma se habí­a denominado “la drôle de guerre” (la guerra de broma) pero el 10 de mayo, las Panzer-division iban a traer su estruendo, sus uniformes negros, sus insignias de calaveras y tibias de plata  a Luxemburgo, Bélgica, Holanda y Francia en un Blitzkrieg infernal y único en los anales de la guerra. La Linea Maginot habí­a sido contorneada sin dificultad. El 22 de junio 1940 Francia se rendí­a.

La ocupación de Francia hizo que mis padres, ambos periodistas se dividiesen el trabajo con Juan Bellveser de redactor-jefe mientras mi padre se iba a Berlí­n de corresponsal. No es necesario decir que las mayores penurias las padecimos los que quedábamos en Parí­s con el duro racionamiento, las constantes alertas, el frí­o sin leña, el toque de queda y para colmo, la sarna de los tres hermanos. En la capital alemana, los corresponsales extranjeros eran tratados a cuerpo de rey por el Dr. Joseph Goebbels.

Hace 70 años, en los bosques de Katyn, cerca de Smolensk, 22.000 polacos, en su mayorí­a oficiales del ejército, fueron asesinados con un tiro en la nuca. Se utilizaban pistolas Walther, de fabricación alemana y suministradas a sus hombres por Moscú. Una manera poco sutil de culpar a los alemanes de semejante genocidio.

En realidad desde el 18 de diciembre de 1940 los alemanes habí­an decidido atacar a la Unión Soviética con la llamada Operación Barbarroja. El 31 de julio de 1941 la Werhmacht penetraba en territorio de la URSS. La propaganda occidental adoptó la tesis de la URSS, su aliada: La matanza era obra de  los alemanes. Estos se defendieron en 1942/43 llevando a los corresponsales extranjeros acreditados en Berlí­n hasta el bosque de Katyn para que viesen las fosas. Nadie creí­a la versión alemana hasta que Gorbachov reconoció que Stalin habí­a ordenado la masacre para eliminar a quienes podí­an oponerse, tras la victoria, a un gobierno comunista en Varsovia.

Entrada al cementerio de guerra de Katyn

No recuerdo bien en qué año vi­ la pelí­cula «El Concierto de Varsovia», creo que fue en Portugal, en 1945. Relataba la historia de la última escuadrilla polaca que se lanzaba contra los alemanes con el keroseno justo para llegar hasta las ciudades de Alemania Oriental y estrellarse allí­. Entre ellos habí­a un pianista con gran futuro y decidieron hacer trampa tirando a suertes para que se salvase el pianista. Nunca regresó la escuadrilla. La pelí­cula era mediocre pero la música del británico Richard Addinsell es lo más memorable de esta historia. Por eso la he elegido para dar vida a este post. También servirá para honrar a las 97 personalidades muertas en el Tupolev 154.

Fuente: http://www.enriquemeneses.com/2010/04/11/katyn-y-el-destino-tragico-de-polonia/

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