Hoy, día de San Patrick. Algunas curiosidades de la lengua irlandesa
Irlanda te recibe, además de con lluvia por lo general, con carteles que te dan la bienvenida en la milenaria lengua de los celtas (Fáilte!). Luego verás esa lengua en los rótulos bilingües de carreteras y calles pero apenas la podrás escuchar en Dublín o en la mayoría del país…
El irlandés sólo ha sobrevivido como lengua viva en la costa occidental de la isla, donde fue refugiándose la población gaélica nativa huyendo de la represión de los colonizadores ingleses. Es cierto que, a lo largo de los últimos cien años, el renacimiento cultural y el movimiento nacionalista logró recuperar la dignidad de la vieja lengua, que hoy es oficialmente la primera del país, siendo obligatoria su enseñanza, aunque sólo la hablan a diario el 3% de los irlandeses.
Sin embargo, fuera de la isla, entre nietos de la diáspora irlandesa y enamorados de Irlanda de todo el mundo, hay un creciente interés por saber más de una lengua que resulta diferente a todas las otras que conocemos. Así lo he constatado en mi blog Innisfree, donde podéis encontrar un curso de irlandés en español.
Lo primero que te llama la atención de esta lengua es la acumulación de vocales y las extrañas agrupaciones de consonantes (dh, mh, bh), lo que la convierte en impronunciable hasta que descubres sus claves.
Puedes encontrarte nombres como Aoife o Caoimhghín. Lo de las vocales tiene su explicación: algunas no se escriben para ser pronunciadas, sino sólo para señalar que la consonante a la que acompañan es ancha o delgada, esto es, suena de una forma u otra.
Valga un ejemplo: «tienda» en irlandés se escribe siopa; la i convierte a la s en delgada por lo que suena como la sh inglesa; así siopa se pronuncia «shopa» (muy similar a la palabra inglesa «shop).
Se impone la regla gramatical irlandesa «ancha con ancha, delgada con delgada»: las vocales delgadas (e, i) y las vocales anchas (a, o, u) nos ayudan a distinguir entre consonantes delgadas y anchas. Igual que con la s, la r suena diferente si es delgada (r suave) o ancha (como la rr); así, la d delgada suena como la y, la t delgada como la ch, o la n delgada como nuestra ñ. Todo se complica cuando descubres que las consonantes iniciales de las palabras pueden sufrir mutaciones, algo característico en las lenguas celtas.
Aunque de repente te llevas una alegría cuando encuentras alguna palabra igual que en español: el pronombre personal «tú» en irlandés se escribe tú, así con tilde; y la preposición «de» en algunos casos también es de (duine de mo chairde: «uno de mis amigos»).
En irlandés también hay tildes (acentos gráficos), aunque no para acentuar las palabras (como ocurre en español), sino para indicar una pronunciación diferente (en irlandés hay diez vocales: á a é e í i ó o ú u). Un consuelo es que para los ingleses debe ser difícil distinguir entre los verbos irlandeses is y tá, pero para los hispanohablantes es algo tan familiar como nuestros verbos «ser» y «estar». Además, el adjetivo va después del nombre, como en español (y al contrario que en inglés).
Más tarde descubres las enrevesadas construcciones propias del gaélico irlandés. En esta lengua no es posible decir las cosas directamente. Hay que dar varias vueltas. Para decir «lo siento» o «estoy triste», hay que decir que «la tristeza está sobre mí» (Tá brón orm). Si tengo un coche, es que «hay un coche en mí» (Tá carr agam). Si me gusta la música, debo decir que «es buena conmigo la música» (Is maith liom ceol). Y para dar las gracias, se usa la frase go raibh maith agat («que sea bueno en ti»). Puede ser divertido. ¿Nos atrevemos?
Fuente: http://innisfree1916.wordpress.com/2009/03/24/algunas-curiosidades-de-la-lengua-irlandesa/