Frank Lloyd Wright y la casa de la cascada
Frank Lloyd Wright diseñó en 1934-35 una casa extraordinaria en la reserva natural de Bear Run, Pensilvania, a 1.298 metros sobre el nivel del mar. Allí, el río que discurre por el lugar cae repentinamente 30 metros. Esta casa es conocida como la Casa en la Cascada (Fallingwater House en inglés) y redefinió la relación entre el hombre, la arquitectura y la naturaleza.
Se construyó como residencia de fin de semana para el empresario y filántropo estadounidense Edgar Kaufmann, su señora y su hijo.
Cuando le encargaron a Wright el diseño de la casa, la familia Kaufmann tenía en mente una casa frente a la cascada para poder apreciarla. Sin embargo Wright integró el diseño de la casa con la propia cascada, justo encima de ésta, para que pasara a ser parte de la vida de los Kaufmann.
La admiración de Wright por la arquitectura japonesa, capaz de crear armonía entre hombre y naturaleza, sería clave para su inspiración. La casa de la cascada se ideó para sentir la fuerza y presencia del agua al caer.
Wright resolvió el diseño de la casa alrededor de la chimenea, el corazón de la casa, colocando en los cimientos rocas del lugar. Algunas de ellas sobrepasan el ancho forjado de la primera planta asomándose junto a la chimenea, lo que trae físicamente la cascada al interior de la casa. Además se refuerza el concepto de un núcleo vertical a través de una extensión del alza de la chimenea que la hace el punto más alto del exterior de la casa.
La casa de la Cascada consta de una parte principal construida entre 1936 y 1938 y el cuarto de huéspedes completado en 1939.
La original contiene habitaciones sencillas, proporcionadas, una cocina compacta en la primera planta y tres dormitorios pequeños en el segundo piso. El tercer piso fue el lugar de estudio y dormitorio del hijo de Kaufmann.
Todos los recintos de la casa se relacionan con el entorno natural, incluso desde el salón se accede al agua a través de una escalera exterior. Los techos de las habitaciones son bajos, con el fin de dirigir la mirada horizontal hacia afuera.
La belleza de estos espacios se encuentra en sus extensiones hacia la naturaleza, hecho con largas terrazas en voladizo. Éstas, que están proyectadas hacia afuera en ángulos rectos, aportan un elemento de escultura a la casa, aparte de su función.
Para dar soporte a las terrazas, Wright trabajó con los ingenieros de Mendel y William Glickman Wesley Peters. La solución estaba en los materiales.
Para las terrazas se decidieron por una estructura de hormigón armado y reforzadas con acero, lo que aumento la resistencia a la tracción. El exterior de la casa de la cascada impone una horizontalidad que se destaca gracias a los ladrillos y a los voladizos. Las ventanas de la fachada también tienen una condición especial, ya que se abren en las esquinas rompiendo con la caja de la casa e incorporando el extraordinario paisaje exterior.
Wright promueve una arquitectura orgánica. Mediante el diseño busca comprender e integrarse con el sitio, el edificio, el mobiliario y los alrededores para que se conviertan en parte de una composición unificada.
La suma de todos estos detalles perfecciona la casa en sí, y aunque ésta tiende a tener problemas estructurales que necesitan un constante mantenimiento debido a su emplazamiento, no hay duda de que la casa de la cascada, ahora monumento histórico nacional, es una obra extraordinaria. Es la presencia física y espiritual del hombre y la arquitectura en armonía con la naturaleza.
Fuente: Plataforma arquitectura