Escuela de Rock
Dewey Finn es un guitarrista treintañero revoltoso y tan apasionado del rock que exaspera a su propia banda con larguísimos solos en el escenario y una entrega desmedida. Cuando lo echan del grupo por plasta, queda fuera de juego, sin trabajo y sin futuro pero aprovechando el equívoco de una llamada telefónica suplanta a un profesor en un colegio privado de niños de bien.
Por supuesto no tiene idea de dar clases y sólo busca recoger un dinero que le permita pagar el alquiler atrasado. Sin embargo ejerciendo de profesor atípico, loco y enrollado -con el que todo estudiante sueña- encontrará sentido a su vida frustrada.
A pesar del infame doblaje del protagonista, sólo superado por aquel que se hizo en «El Resplandor«, School of Rock (2003) se ve con una sonrisa de principio a fin.
Jack Black se enfunda un papel perfecto de caradura y gamberrete positivo. Le sobra carisma y sentido del humor para ello, y como él es el motor de la película, todo lo demás se perdona, empezando por el doblaje o un desarrollo de comedia predecible.
No importa. El entretenimiento está asegurado desde el momento en que unos críos sometidos a una disciplina rígida dejan las clases de música clásica para tomar los instrumentos electrónicos y descubrir un nuevo camino de la mano de un ferviente rockero. Jack lo es en la realidad y además los chicos que intervienen saben también tocar de verdad y fueron escogidos para el film a través de un duro proceso de casting.
Jack Black demostró en Alta fidelidad, otra buena y divertida película, que sabía cantar e interpretar muy bien. Además en la vida real forma parte del carismático dúo Tenacious D.
Mensajes de fondo de la película en forma de preguntas: ¿la educación de los niños ha de seguir encaminada a fabricar buenos ciudadanos cumplidores con el sistema? Y por lo tanto, ¿hay que ahogar el talento temprano no convencional?
Gracias a una estupenda banda sonora que rinde culto a la música mítica de AC/DC o Led Zeppelin, entre otros, y contando con la capacidad de un Jack Black acertadísimo, esta película merece mucho la pena.
Un pequeño homenaje al Rock & Roll, y más concretamente a su carácter transgresor.
Cuando en la secuencia de créditos final el personaje de Jack Black imparte a los chavales lecciones extra escolares de Rock, lo hace con It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ‘n’ Roll) de AC/DC.