Esclavo del Karma
– «Hola, Earl»
– «Hola, hombre cangrejo»
Así se saludan invariablemente el protagonista de la serie de televisión de la NBC Me llamo Earl («My name is Earl») y el cordial marido de su ex mujer, cocinero del bar que frecuenta, el Crab Shack o «La cabaña del cangrejo».
Algunos datos de la serie
Fecha de lanzamiento: 2005
4 Temporadas entre 2005 y 2009, 96 episodios
Personajes principales:
Earl J. Hickey (Jason Lee), Randy Hickey (Ethan Suplee), Joy (Jaime Pressly), Catalina Aruca (Nadine Velázquez) y Darnell Turner «Crab Man» o «Hombre Cangrejo» (Eddie Steeples)
Nominada durante esos años a un montón de premios televisivos, Me llamo Earl ganó un par de Emmy. En España la han emitido La Sexta, FOX y Antena Neox.
Antecedentes
La vida de Earl ha estado repleta de errores y malas decisiones. Como él mismo dice presentándose:
Earl Hickey en una de sus visitas a comisaría
Y es que nuestro protagonista, un don nadie en paro, vago y sin respeto alguno por la autoridad ni la propiedad, durante una borrachera conoce a Joy, una especie de «choni» follonera y deslenguada con la que se casa esa misma noche.
Aunque a la mañana siguiente se da cuenta de que Joy está embarazada de 6 meses, Earl y Joy crían al hijo de ella como suyo. Junto a ellos se muda Randy, el hermano de Earl, que básicamente se dedica a comer y a dormir todo el día en el sofá.
Más tarde Joy queda de nuevo embarazada y el nuevo bebé resulta ser negro. Su padre sólo puede ser Darnell, cocinero del bar que la pareja frecuenta, más conocido como «Crabman» o «el hombre cangrejo».
Sobre ello él mismo apunta irónicamente en una ocasión:
Joy con el hombre cangrejo
Earl Hickey, que ha sobrevivido como ladrón de poca monta en la ciudad ficticia de Camden, justo al enterarse que acaba de ganar un premio de 100.000 dólares en la lotería, es atropellado y el boleto desaparece volando mientras está inconsciente. En el hospital, Joy le presenta los papeles del divorcio y se va con sus dos hijos y Darnell.
Durante su convalecencia, Earl descubre el Karma en una entrevista de TV donde se atribuye el éxito del individuo al bien que haga a los demás, según el muy discutible principio «si haces cosas buenas, te suceden cosas buenas».
Earl decide entonces escribir una lista con todas las malas acciones que ha protagonizado en su vida para tratar de corregirlas una a una, idea que se reafirma cuando después de una primera buena acción encuentra el billete de lotería ganador en el estacionamiento del Motel donde vive.
Algunas de las malas acciones que figuran en la lista de Earl
- Me meé en la parte trasera de un coche de policía
- Castré accidentalmente el perro de raza de Joy
- Le quité un caramelo a un niño en Halloween cuando vino a mi caravana a pedir dulces
- Rompí la parada del autobús mientras miraba a Pancho, el pez azul
- Hice agujeros en todas las camisas de papá para que se le vieran los pezones.
- Fingí mi propia muerte para dejarlo con una chica
- Le hice perder las elecciones a mi padre
- Hacerme pasar por Dios
- Vendí el pelo de Joy
- Hice que un curandero tuviera miedo de sus propias manos
- Robé el coche a una mujer con una sola pierna
- Nunca compré a Randy un Ferrari (añadida por Randy mientras Earl está en coma).
Formato y mecánica de la serie
Los episodios se presentan con un formato de duración de tan solo veinte minutos y cada uno encierra varias pequeñas historias a un ritmo rápido, lo que permite disfrutar de principio a fin sin que te des cuenta. Además cada capítulo es independiente, lo cual también se agradece. Las ocurrencias sin fin están servidas.
Earl es el amiguete que en cada capitulo intenta reconciliarse de buena fe con la humanidad, concretamente con gente a la que perjudicó cuando se cruzó en su camino, así que en ese sentido la serie respira muy buen rollo.
Randy y Earl, los hermanos Hickey
Por otro lado desprende un necesario y saludable sarcasmo en su manera de retratar la América menos glamurosa, bastante más cutre de a lo que estamos habituados en el celuloide (cuidado, puede hacer que sientas unas repentinas ganas de vivir en una caravana o en un motel de mala muerte).
La estructura es aparentemente sencilla: Earl ha de tachar cada tarea de su lista una vez completada. Sin embargo en todos los casos aparecen imprevistos, dando lugar a situaciones rocambolescas. Se producen así giros de guión inesperados, a menudo brillantes y la historia de cada episodio culmina con un toque final emotivo, una reflexión particular sobre la vida, la amistad o el amor.
Una serie gamberra y terriblemente refrescante
Todos los personajes que desfilan, diría que sin excepción, parecen cercanos, con historias de fondo entrañables, destacando una particular visión sobre la vida y el destino. La mezcla resulta tan grotesca o divertida como absurdamente real.
Incluso en los pequeños papeles hay actores fabulosos y algunos cameos bastante buenos.
Me llamo Earl da vida a cosas sencillas. Aquí hay humor a raudales, a veces fino y a veces grueso, sobrevolando una trama irreverente con destellos surrealistas. ¡Ah! Y la banda sonora, sencillamente genial.
Sin duda de las comedias más refrescantes que han salido últimamente, de las que mantienen la sonrisa en tu cara. ¿Qué más se puede pedir? Según el creador de la serie, Greg García, la idea de la misma está parcialmente inspirada en la figura de su padrastro, también llamado Earl.
Personajes
En el elenco de personajes apreciamos un montón de guiños y detalles absurdos que dejan huella. Como que Earl siempre cierra los ojos en las fotos, no sabe mentir de forma convincente ni hacerse el nudo de su corbata. O Joy, la rubia cabreada que masca todo el día chicles que deja pegados en cualquier parte.
Tanto Earl (fantástico Jason Lee) como su hermano Randy, Joy, tan buenorra como arrabalera («¡Earl! Tu hermano ha afeitado al maldito gato otra vez»), exageradamente egoísta y embustera, el hombre cangrejo, un camarero superdotado que formó parte de una agencia secreta gubernamental y que suele hacer comentarios intelectuales ignorados por el resto del grupo, la hermosa Catalina, inmigrante sin papeles empleada en el motel y ex stripper, Patty (prostituta de día), Ralph (ladrón impulsivo y loco)…
De izquierda a derecha: Darnell, Joy, Earl, Catalina y Randy
Todos son genuinos, realmente no sabría con cuál quedarme.
El personaje de Randy, que tiene un miedo atroz a los pájaros y sigue con un caramelo en la oreja desde los 9 años, me resulta particularmente tierno. A pesar de su inmadurez y un intelecto casi infantil, a menudo hace reflexiones profundas, como:
O esta otra:
– «¿Crees que los monos se preocupan por su aspecto?» – A lo que Earl responde: «Ya te lo he dicho, si lo hicieran, llevarían pantalones» (respuesta que a Randy convence inmediatamente).
En definitiva, una comedia plagada de ocurrencias, deliciosamente loca e imaginativa y que me dejó con ganas de más capítulos. ¿Acaso este tipo de humor absurdo no resulta más genuino y real?