Elegía improvisada
Dicen que esta anécdota es histórica.
Murió en una capital de provincia el secretario del ayuntamiento, quien además era catedrático de universidad y hombre respetado. En el acto del entierro el alcalde quiso pronunciar unas palabras y ante la tumba y el silencio atento de todos, soltó lo siguiente:
«Europa ha perdido un sabio,
España un hombre de bien,
nosotros el secretario…
Requiescat in pace, Amén»
No tardaron en estallar risas mal contenidas.