El ejército fantasma

Soldados ingleses levantan un tanque inflable

Tras la invasión de Irak en el año 2003, se comprobó que muchas de las fotografí­as tomadas por los satélites espí­as, aparentemente material bélico, no eran sino maquetas destinadas a aparentar un mayor potencial del real. Me refiero al armamento convencional. Pero este truco ya lo habí­an utilizado los norteamericanos en la II Guerra Mundial con el llamado Ejército fantasma

Las naciones en guerra supieron que habían de aportar todo lo necesario para la causa, no sólo a través de un amplio esfuerzo bélico de tropas y armamento, también con el recurso de civiles que participaron de distintas maneras.

En este sentido la acción de la propaganda posiblemente sea la faceta más conocida, sin embargo aún no se ha contado del todo el papel desempeñado por artistas, historiadores, arqueólogos y otros profesionales en los diversos conflictos del siglo pasado.

El ejército fantasma en la segunda guerra mundial

Por entonces se reformularon estrategias en las zonas de combate considerándolas como un escenario donde crear ilusiones capaces de engañar al enemigo. Convirtieron la guerra literalmente en un «teatro» a gran escala.

Son modestos héroes olvidados cuya participación sería crucial para acelerar el fin del conflicto.

Con la inspiración de unidades británicas que habían estado perfeccionado tácticas de camuflaje y técnicas de engaño, la 23ª unidad de las Fuerzas Especiales, popularmente llamada Ghost Army (Ejército Fantasma), se creó al comienzo de 1944 y estaba formada por dibujantes, escenógrafos, diseñadores, técnicos de sonido, agentes de prensa, maquilladores y fotógrafos profesionales.

Esta unidad compuesta por unos 1.100 hombres recibió la misión de engañar a las fuerzas de Hitler en cuanto al tamaño y la ubicación de las fuerzas aliadas mientras las unidades reales tomaban ventaja en otros lugares para maniobrar.

Insignia del ejército fantasma o Ghost Army, 1944

Durante su existencia, el Ejército Fantasma llevó a cabo más de 20 campañas organizando un «espectáculo itinerante» que reproducía con fidelidad tanques, aviones y otros vehículos inflables y realizando transmisiones de radio falsas, efectos de sonido audibles a gran distancia y otras tácticas de engaño.

Su historia se mantuvo en secreto más de 50 años después de la guerra, hasta que fue desclasificada en 1996. Todos los miembros de la unidad portaban una insignia no reconocida oficialmente, con las leyendas en latí­n Vamos a simular lo que no existe y Lo que es real se puede camuflar   

Varios de estos profesionales y artistas triunfaron en sus respectivas materias (fotografí­a, pintura, sonido…) en los Estados Unidos de la posguerra.

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