El cachondo del velatorio
Voy con otra anécdota sobre Jardiel Poncela extraída de Enrique Jardiel Poncela. La ajetreada vida de un maestro del humor, obra de Enrique Gallud Jardiel.
El mismo Jardiel Pondela contaba al parecer la particularidad de un personaje al que había conocido, un caballero en apariencia normal, buena persona, padre de familia y marido ejemplar pero que tenía un pequeño vicio secreto.
La actividad a la que se dedicaba con pasión era la siguiente:
Enterado por los periódicos dónde había acaecido una muerte, se vestía rigurosamente de luto y acudía al lugar en donde los deudos se encontraban velando el cadáver. Aun sin conocer a nadie, se presentaba a la familia, aseguraba haber sido muy amigo del finado, daba el pésame y se quedaba allí durante varias horas muy compungido.
Una vez que había convencido a todos de la sinceridad de su tristeza, escogía el momento que le parecía más oportuno para hacerse con la atención de los parientes del difunto, abría desmesuradamente los ojos, señalaba al cadáver y decía con gran convicción:
«Se ha movido»
Entonces comenzaban los gritos, los sustos, los lloros, las carreras y los ataques de histeria de todos los presentes. Era el preciso momento en que el hombre misterioso desaparecía sigilosamente con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Una vez más, la realidad supera la ficción.
Me parece bien. Siento si fui brusco en mi nota, pero seguro que entenderás mi motivación. Un saludo.
Hola Enrique, ante todo pedirte disculpas por no referenciar tu libro «Enrique Jardiel Poncela, la ajetreada vida de un maestro del humor» debidamente en los dos últimos post de mi blog http://www.hermanotemblon.com.
No es mi intención plagiarte ni hacer pasar por míos tus escritos (se que tienes innumerables publicaciones), es simplemente que estoy disfrutando en estos días de tu libro sobre uno de mis autores más admirados y anoche de madrugada coloqué un par de post de forma rápida sobre este asunto.
Siempre me gusta referenciar todo lo que vuelco en mi blog y que pertenece a otros, pero anoche sólo tenía unas notas a mano y no el libro conmigo ni tampoco tiempo material, de modo que coloqué los textos y lo demás lo pospuse hasta regresar esta tarde-noche a casa. Entonces haré la rectificación oportuna y pondré la referencia de donde está extraído.
Espero que te parezca bien así o de otro modo, házmelo saber.
Un saludo.
Esta entrada, así como la del cachondo del velatorio, está plagiada palabra por palabra de mi libro, Enrique Jardiel Poncela, la ajetreada vida de un maestro del humor. Me gustaría una explicación de por qué la reproduce sin mi permiso y haciéndola pasar por suya.