Acorralado, ¿película conservadora o anti-belicista?
Resulta irrisorio leer a ciertos críticos cómo insisten en ver en esta película un discurso ultraconservador cuando en realidad Rambo parece más un icono contracultural de rebelión contra el discurso mayoritario.
Tenemos por un lado al salvaje John Rambo y por otro al respetable sherif interpretado por Brian Dennehy, el defensor de lo «civilizado» que antepone la moral y las costumbres que rigen la vida del pueblo frente al visitante molesto, personificando así la intolerancia ante otros modos de vida (en esta caso el vagabundo) al margen de las rígidas convenciones sociales con las que al parecer tenemos que comulgar.
Rambo no es ningún hippie pacifista sino una persona desorientada que se encuentra atrapado en un mundo que lo rechaza frontalmente. Como él mismo dice «cuando regreso a mi país me encuentro a un montón de gente llamándome asesino de niños y otros horribles insultos».
Simplemente intenta sobrevivir y ni siquiera le dan trabajo de lavacoches. Él no llega a cuestionarse si lo que hizo en Vietnam estuvo bien o mal, hizo lo que ordenaban y punto y encontró que no sirvió para nada; sólo le granjeó el odio de sus propios compatriotas a los que, según la doctrina, estaba protegiendo y defendiendo.
El sheriff no es un policía corrupto. Es un hombre de pueblo, recto y con ideas muy celosas acerca de lo hay que preservar en la comunidad donde vive.
Ve a Rambo como una amenaza porque es un vagabundo sin oficio ni beneficio. Según tal esquema -lo conocemos de sobra- un potencial delincuente. Y si se excede en su autoridad es porque está convencido en todo momento de que trata con un parásito al que hay que enderezar o, en caso contrario, pondrá en peligro la pacífica comunidad de gentes «decentes».
Por eso intenta primero echarlo cuanto antes y más tarde solo ansía castigarlo. De igual modo que trata sin compasión a Rambo, hace lo mismo con sus ayudantes si es necesario.
El resto de policías de la comisaría local tienen caracteres diferentes. El mejor amigo del Sheriff, muerto al caer del helicóptero cuando intenta matar a John Rambo, es un hombre muy temperamental pero en ningún momento se sugiere ni demuestra que sea un profesional corrupto, tan sólo una versión más acusada del propio sheriff, un hombre que como representante de la ley confía en estar por encima del bien y del mal y por tanto considera lícito tomarse la justicia por su mano.
El policía más joven es el único que parece cuestionar los comportamientos en la comisaría y comprende que el asunto se les está yendo de las manos. A pesar de que no los apoya, tampoco hace nada.
Un película sencilla como Rambo mostró que los héroes de acción no eran superhombres al estilo Harry el Sucio o Charles Bronson alias «yosoylajusticia», sino que podían ser «héroes cansados». Personas normales, con flaquezas, debilidades y desequilibrios psíquicos causados por el intenso sufrimiento.
¿Puede ser considerado Acorralado un film antibelicista?
Sí, porque a su manera nos muestra los efectos secundarios de la guerra en combatientes, efectos que habitualmente no se aprecian porque se llevan por dentro.
Miles de hombres, en ocasiones muy jóvenes, regresaron a casa con la salud física intacta pero muy dañados psicológicamente. De eso quedaron para siempre tullidos y a nadie importó, ni siquiera a las autoridades del propio país.
En este sentido la película puede interpretarse como una crítica social en toda regla, acertada, al menos en la idea general de que representa una idea anti sistema.
Al regresar de la guerra de Vietnam muchos veteranos sufrieron el desprecio por parte de la sociedad norteamericana. Convertidos en parias, olvidados por su gobierno y sin encaje en la sociedad.
Rambo es un tipo con un pasado traumático que destacó en combate gracias a una mente fría adaptada para sobrevivir a condiciones extremas.
Sin embargo, si lo consideramos una «máquina de destrucción» según los cánones cinematográficos, no es gracias a los cursos intensivos de las fuerzas especiales. Lo más terrible es que su perfil no lo han diseñado en Vietnam, lo crea un Sheriff hosco qué no respeta objetivamente la ley y la complicidad de un pueblo incapaz de tender la mano a un joven marginado al que prefiere tratar como alimaña.
Rambo le comenta a su coronel:
«En Vietnam tenía millones de dólares en equipo en mis manos y aquí no me dan trabajo ni en un supermercado.»
Es la desesperada lucha por ser un tío normal y recuperar esa humanidad que le han robado. Un tipo al que pisotean por el mero hecho de ser veterano de guerra, de una guerra incomprendida y no compartida por la opinión pública.
La película recuerda un poco a la genial Un día de furia, que retrata también la sociedad actual deshumanizante, insolidaria y desagradecida, donde la mayoría ha de moverse a base de hostias entre hipocresías, control y competencia feroz.
En los mejores años de su vida, las personas entregan todo su esfuerzo y lo mejor de su talento al servicio de empresas y corporaciones. Una vez cumplidos los objetivos de éstas, son prescindibles. Se les expulsa y quedan tirados para siempre, como juguetes rotos.
Norteamerica siempre se ha caracterizado por la carrera armamentista y el triunfalismo barato de sus heroes de guerra. Creo que con john rambo ocurrió lo siguiente; por un lado estaban los movimientos pacifistas que siempre han estado en contra de la guerra de vietnam y contra todo tipo de actividad militar imperialista. Por otro lado, estaban los conservadores que si estaban a favor de la guerra, pero como lo habia señalado anteriormente, no aceptaban la derrota, sobre todo, tratandose de un ejercito que en principio parecía tener cierta desventaja. Es decir, rambo encontró a dos posturas diferentes que en ese momento coincidian en el rechazo a los ex combatientes de esa estupida guerra de vietnam.
Una cosa hay que reconocer; la película es entrenida. Ahora de ahí a calificarla como antistema hay una distancia. Mas si tenemos en cuenta su gloriosa secuela en la que no deja títere con cabeza. Es cierto que
uchos volvieron un poco tocados de esa guerra (como de todas, tampoco hay que reducirlo todo a la de Vietnam), pero tampoco eso significa que según vuelves, si alguien te lleva la contraria te adentres en el monte, mates a todo lo que se te acerca y acabes haciendo volar por los aires medio pueblo (gran final no comentado en la critica).
Me gustaría la opinión de cualquier vietnamita sobre la película y el personje incluyendo el apelativo pacifista.. Incluso la del vetusto s
Sly , al que seguro que tal apelativo le haría hacer con el autor lo que le hace al pobre ayudante del sheriff que se cree que lo que tiene detrás es una pared de barro y no al mismísimo John Rambo esperando a su víctima …
En vez de quejarse de haber ido a Vietnam y reventarlo todotam ien el chaval tenía alternativas (hacerse hippie, pacifista o cualquier otra cosa), en vez de hacer lo que hace entre otras cosas porque no le dejaron terminar su «trabajo».
En fin si esta película de antisistema George W. Bush también seria pacifista al no haber ido al Vietam. Lastima que en este ultimo caso no ha estuviera Matrix para detenerle…
Paz
Tienes toda la razón y ahora entiendo por qué siempre veo esta película con agrado y en cambio no puedo con las demás de la serie Rambo.
«Ese hombre es excepcional con armas de fuego, con el cuchillo, ¡con sus propias manos! Un hombre que está entrenado para ignorar el dolor, las condiciones climatológicas, vivir de lo que da la tierra, comer cosas que harían vomitar a una cabra».
Lo de comer cosas que harían vomitar a una cabra es una frase tonta de las que marcan. Nos la decía de vez en cuando refiriéndose a los técnicos ese hombre de rostro poco agraciado, padre de un hijo menos agraciado aún. El de la empresa dirigida por un sujeto con voz aguardentosa: Chiquiiiiiii !!!