Demostrado: las gallinas prefieren a los humanos guapos


¿Hay relación entre el cacareo de los pollos y la llegada de un tornado? ¿Cuál es la forma óptima de mojar una galleta? ¿Alguien ha estudiado seriamente la pelusa del ombligo?

Todo esto y mucho más está perfectamente documentado, con horas de trabajo y desvelos por parte de cientí­ficos que tal vez han estado o están en el punto de mira de los próximos Premios Ig Nobel.

Los premios Ig Nobel se instituyeron en 1991 a modo de parodia de los Nobel de toda la vida y se entregan a través de una ceremonia anual en la Universidad de Harvard.

Organizados por la revista de humor cientí­fico «Annals of Improbable Research» (Anales de la Investigación Improbable), el nombre juega con la palabra inglesa «ignoble» (innoble) y se pretende galardonar «aquellos logros que no pueden o no deben ser reproducidos». O dicho en otras palabras, apuntan directamente con el dedo esas investigaciones absurdas que parecen obra del profesor Bacterio. Aunque nunca se sabe, en ocasiones pueden ser el inicio de un avance útil.


Cada año se otorgan diez premios, no necesariamente en las mismas categorí­as, y en la ceremonia los premios Nobles de verdad hacen las presentaciones e incluso muchos de los galardonados recogen su premio en persona, con discurso y todo.

Buen ejercicio de autoparodia que permite que los investigadores olviden por momentos sus propias dificultades y recapaciten con aquello de «¿Vamos por buen camino?» O bien «¿En qué hemos fallado?». Aunque vergüenza deberí­a de darle a más de uno, queda demostrado que los cientí­ficos también son capaces de reí­rse de sí­ mismos y eso es lo bueno.

Ah, y aunque parezca increí­ble, se trata de investigaciones reales y serias (existen referencias para comprobarlo en la página de los premios). De ahí­ precisamente me entretuve en extraer aquellas investigaciones que despertaron en mí­ estupor y risa a partes iguales. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Lista de galardonados con el premio Ig Nobel (selección)

1991

Biologí­a: Robert Klark Graham, selector de semillas y profeta de la propagación, por la creación del «Repository for Germinal Choice», un banco de espermatozoides que sólo acepta donaciones de ganadores de Olimpiadas o Premios Nobel.

Literatura: Erich von Däniken, autor del libro ¿Carros de los Dioses?, por explicar cómo la civilización ha sido influenciada por antiguos astronautas del espacio.

1992

Medicina: a F. Kanda y equipo por su estudio pionero denominado «Elucidación de los compuestos quí­micos responsables del mal olor de los pies». Especialmente por su conclusión de que a la gente que cree que le huelen mal los pies, ciertamente le huelen mal, y a los que creen que no, no.

Arqueologí­a: A los componentes del grupo scout francés Éclaireurs que en 1992 borraron por error las pinturas rupestres de la Cueva de Mayrière Supérieure, cerca de la ciudad francesa de Bruniquel.

1993

Medicina: James F. Nolan y su misericordioso equipo médico, por su informe de investigación «Tratamiento agudo de penes atrapados por cremalleras»..

Psicologí­a: A John Mack, de la Harvard Medical School, y David Jacobs, de Temple University, visionarios mentales, «por su impresionante resultado de que la gente que cree haber sido secuestrada por los extraterrestres, probablemente lo fue». Y especialmente por su importante conclusión: «el motivo de las abducciones es la producción de niños».

Matemáticas: A Robert Faid, de Greenville, Carolina del Sur, visionario y fiel creyente en la Estadí­stica, «por calcular la probabilidad exacta de que Gorbachov sea el Anticristo (8.606.091.751.882 contra 1)».

De la Paz: a la Compañí­a Pepsi-Cola de Filipinas por organizar un concurso con premios millonarios y anunciar un número de ganadores equivocado, incitando a la revolución a 800.000 expectantes ganadores y consiguiendo así­ unir en una sola causa a las múltiples facciones enfrentadas por vez primera en la historia del paí­s.

(NOTA: El ordenador de la compañí­a Pepsi-Cola sufrió un fallo de programación durante una promoción en 1993, que hizo que en lugar de 18 tapones ganadores, se imprimieran y distribuyeran 800.000, con el consiguiente enfado por parte de los falsos ganadores, que se quedaron sin su premio. La compañí­a fue objeto de más de 5.000 querellas criminales y una condena por negligencia laboral y publicidad engañosa, que le ocasionaron unos gastos de más de 10 millones de dólares (los 18 premios pensados inicialmente ascendí­an a un total de 720.000 dólares).

1994

Entomologí­a: a Robert A. Lopez, de NY, valiente veterinario, por su serie de experimentos consistentes en obtener ácaros de las orejas de algunos gatos, insertárselos en sus propias orejas, observar cuidadosamente y analizar los resultados.

Biologí­a: A W. Brian Sweeney, Brian Krafte-Jacobs, Jeffrey W. Britton, y Wayne Hansen, por su estudio esclarecedor: «El soldado de guardia estreñido: prevalencia entre las tropas estadounidenses destinadas en el extranjero, y en especial por su análisis numérico de la frecuencia de los movimientos intestinales».

Fí­sica: a la Agencia Meteorológica Japonesa, «por su estudio de siete años de duración para discernir si los terremotos
son causados por los movimientos de la cola de los peces gato»
.

Matemáticas: a la Iglesia Baptista del Sur de Alabama, medidores matemáticos de la moralidad, por sus estimaciones, condado por condado, acerca de cuántos ciudadanos de Alabama irán al Infierno si no se arrepienten antes.

1995

Literatura: a David B. Busch y James R. Starling, de Wisconsin, por su penetrante estudio titulado: «Cuerpos extraños en el recto: informes de casos clí­nicos», con una revisión extensiva de la literatura mundial. Las referencias incluyen casos sobre siete bombillas, un afilador de cuchillos, dos linternas, once tipos diferentes de frutas, verduras , una sierra de joyero, un rabo de cerdo congelado, un vaso de latón y la impresionante colección acumulada por un sólo paciente, consistente en unas gafas, una llave de escritorio, una pipa de fumar y una revista.

Nutrición: A John Martí­nez, de J. Martí­nez & Company, en Atlanta, «por comercializar el Café Luak, el café más caro del mundo, que está hecho a base de granos de café ingeridos y excretados posteriormente por el luak (también llamado civeta de las palmeras), un animal parecido a un gato montés que habita en Indonesia».

De la paz: al Parlamento Nacional de Taiwán, por demostrar que es preferible que los polí­ticos se peleen a puñetazos y patadas entre ellos a que le declaren la guerra a otras naciones.

Psicologí­a: A Shigeru Watanabe, Junko Sakamoto y Masumi Wakita, de la Universidad de Keio, «por sus éxitos en el entrenamiento de palomas capaces de diferenciar entre las pinturas de Picasso y las de Monet».

1996

Biologí­a: A Anders Barheim y Hogne Sandvik, de la Universidad de Bergen, Noruega, por su apetitoso y jugoso informe: «Efecto de la cerveza, el ajo y la nata agria sobre el apetito de las sanguijuelas».

Quí­mica: A George Goble, de la Universidad de Purdue, «por su impresionante récord mundial de encender barbacoas, establecido en tres segundos, empleando carbón y oxí­geno lí­quido».

Literatura: A los editores de la revista «Social Text», «por su afán en publicar una investigación que ellos mismos no comprendí­an, que el autor afirmaba que carecí­a de significado y que defendí­a la tesis de que la realidad no existe».

1997

Entomologí­a: a Mark Hostetler, de la Universidad de Florida, por su libro académico: «Esa porquerí­a en tu coche», que permite identificar los restos que dejan los diferentes tipos de insectos al estrellarse contra las ventanas de los automóviles.

Meteorologí­a: a Bernard Vonnegut, por su revelador informe: «El cacareo de los pollos como medida de la velocidad del viento durante un tornado».

De la Paz: A Harold Hillman, de la Universidad de Surrey, Inglaterra, por su humanitario y tranquilizador informe: «El posible dolor sufrido por el reo durante la ejecución empleando diferentes métodos».

1998

Seguridad Laboral: A Troy Hurtubise, de North Bay, Ontario, Canadá, «por diseñar y comprobar personalmente la eficacia de un traje blindado a prueba de ataques de osos grizzly».

Biologí­a: A Peter Fong, del Gettysburg College, Gettysburg, Pensilvania, «por contribuir a la felicidad de las almejas administrándoles Prozac».

Economí­a: A Richard Seed, de Chicago, «por sus esfuerzos para impulsar la economí­a mundial, intentando clonarse a sí­ mismo y a otros seres humanos».

Medicina: Al Paciente Y y a sus doctores, Caroline Mills, Meirion Llewelyn, David Kelly, y Peter Holt, del Royal Gwent Hospital en Newport, Gales, «por su cuidadoso estudio clí­nico titulado «Un hombre que se machacó el dedo y estuvo oliendo a podrido durante 5 años».

Literatura: A la Dr. Mara Sidoli, de Washington D.C., por su esclarecedor informe «Las flatulencias como defensa contra los terrores innombrables».

1999

De la paz: A una pareja de sudafricanos que diseñaron una alarma antirrobo que cuando detecta un intruso dispara un lanzallamas que calcina al ladrón.

Fí­sica: Dr. Len Fisher, inglés, por calcular la forma óptima de mojar una galleta.

Medicina: Dr. Arvid de Noruega, por recolectar, clasificar y estudiar cuidadosamente los tipos de envases elegidos por los pacientes para entregar las muestras de orina.

Quí­mica: Takeshi Makino, Japón, por desarrollar un spray detector de infidelidades, que las esposas pueden aplicar a la ropa interior de sus maridos.

Tecnologí­a médica: a  George y Charlotte Blonsky, de New York City, por inventar un dispositivo para ayudar a las mujeres a dar a luz: se ata a la mujer en una mesa de forma circular y se hace girar ésta a alta velocidad para aprovechar los efectos de la fuerza centrí­fuga.

2000

Informática: Chris Niswander, de Arizona inventor del «PawSense» (sensor de pisadas), un software que detecta cuando un gato está andando por encima del teclado.

Literatura: A Jasmuheen de Australia, por su libro «Viviendo de la luz», donde se explica que, aunque alguna gente come alimentos, en realidad no tienen por qué hacerlo, lo que constituye la solución a los problemas de la superpoblación y del hambre en el mundo.

Biologí­a: A Richard Wassersug de la Universidad de Dalhousie, por su informe de primera mano, «Sobre las diferencias en el sabor de algunos renacuajos de la estación seca de Costa Rica».

Fí­sica: A Andre Geim de la Universidad de Nimega (Paí­ses Bajos) y Sir Michael Berry de la Universidad de Bristol (Reino Unido), por usar imanes para hacer levitar a una rana y a un luchador de sumo.

De la Paz: A la Marina Real Británica, por ordenar a sus marineros que dejen de usar proyectiles de cañón, y que en lugar ello sencillamente griten «¡Bang!»

Salud Pública: A Jonathan Wyatt, Gordon McNaughton y William Tullet, de Glasgow (Reino Unido), por su alarmante informe, «El colapso de las tazas de water de Glasgow».

2001

Fí­sica: Adelqui Monroy y Jonathan Haro, de la Universidad de Los Angeles de San Martin, por su solución parcial al problema de por qué las cortinas de ducha ondean hacia dentro.

Astrofí­sica: Los doctores Jack y Rexella Van Impe, del Jack Van Impe Ministries, Rochester Hills, Michigan, por su descubrimiento de que los agujeros negros satisfacen los requisitos técnicos para ser la localización del Infierno.

Paz: Viliumas Malinauskus de Grutas, Lituania, por crear un parque de diversiones llamado «El Mundo de Stalin.»

Salud Pública: Chittaranjan Andrade y B.S. Srihari, del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias, de Bangalore, India, por su descubrimiento médico de que hurgarse la nariz es una actividad común entre adolescentes.

2002

Fí­sica: Arnd Leike de la Universidad de Múnich, por la demostración que la espuma de la cerveza obedece la ley matemática del decaimiento exponencial.

Investigación Interdisciplinaria: Karl Kruszelnicki de la Universidad de Sí­dney, por realizar un examen comprensivo de la pelusa humana del ombligo

Medicina: Chris McManus del University College London, por su exhaustivamente equilibrado informe, «Asimetrí­a Escrotal en hombres y Antiguas Esculturas».

2003

Fí­sica: Jack Harvey, John Culvenor, Warren Payne, Steve Cowley, Michael Lawrance, David Stuart, y Robyn Williams de Australia por su estudio «Un análisis de las fuerzas necesarias para arrastrar una oveja sobre varias superficies».

Quí­mica: Yukio Hirose de la Universidad Kanazawa, por su investigación quí­mica de una estatua de bronce de la ciudad de Kanazawa en la que ninguna paloma se posa.

Investigación interdisciplinar: Stefano Ghirlanda, Liselotte Jansson, y Magnus Enquist de la Universidad de Estocolmo, por su informe «Las gallinas prefieren a los humanos guapos».

2004

Ingenierí­a: A la patente referida a un modo de peinarse que permite tapar las calvas sin usar nada más que el pelo existente en la cabeza del afectado.

Biologí­a: Las investigaciones sobre la comunicación de los arenques mediante pedos.

2005

Medicina: Gregg A. Miller de Oak Grove, Missouri, por inventar los Neuticles, testí­culos artificiales para perros, disponibles en tres tallas, y tres grados de firmeza.

Economí­a: Gauri Nanda del M.I.T., por inventar un reloj despertador que se mueve y se esconde.

Quí­mica: Edward Cussler de la Universidad de Minnesota y Brian Gettelfinger de la universidades de Minnesota y Wisconsin, por resolver la vieja pregunta cientí­fica: ¿puede la gente nadar más rápidamente en jarabe o en agua?

Nutrición: Dr. Yoshiro Nakamats de Tokio, por fotografiar y analizar restrospectivamente cada comida consumida por él mismo durante un perí­odo de 34 años (¡y sigue!).

2006

Ornitologí­a: Ivan R. Schwab, de la University of California Davis, y el fallecido Philip R.A. May de la University of California Los Angeles, por explorar y explicar por qué a los pájaros carpinteros no les dan dolores de cabeza.

Nutrición: Wasmia Al-Houty de la Kuwait University y Faten Al-Mussalam de la Kuwait Environment Public Authority, por demostrar que los escarabajos peloteros son en realidad muy mirados con lo que comen.

Fí­sica: Basile Audoly y Sebastien Neukirch de la Université Pierre et Marie Curie, de Parí­s, por sus estudios acerca de por qué cuando doblas espaguetis secos, estos a menudo se rompen en más de dos partes.

Biologí­a: Bart Knols (de la Wageningen Agricultural University, en Wageningen, Paí­ses Bajos; y del National Institute for Medical Research, en el Ifakara Centre, Tanzania, y de la Agencia Internacional de Energí­a Atómica, en Viena, Austria) y Ruurd de Jong (de la Wageningen Agricultural University y de Santa Maria degli Angeli, Italia) por demostrar que la hembra del mosquito de la malaria Anopheles gambiae se siente tan atraí­da por el olor del queso limburger como por el olor de los pies humanos.

2007
Medicina: Brian Witcombe y Dan Meyer por por su estudio sobre «Tragar sables y sus efectos colaterales».

Fí­sica: L. Mahadevan de la Harvard University en los Estados Unidos y Enrique Cerda Villablanca de la Universidad de Santiago de Chile por estudiar el importante tema de cómo se arrugan las sábanas.

Quí­mica: para Mayu Yamamoto del International Medical Center de Japón por desarrollar una forma de extraer la fragancia y el sabor de la vainilla de los excrementos de vaca.

Aviación: para Patricia V. Agostino, Santiago A. Plano y Diego A. Golombek de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina, por su descubrimiento de que la Viagra ayuda a superar el jetlag en hamsters.

2008

Fí­sica: Dorian Raymer, de la Iniciativa de Observatorios de Océanos de la Institución Scripps de Oceanografí­a, EEUU, y Douglas Smith, de la Universidad de California, San Diego, EEUU, por demostrar matemáticamente que montones de cuerda o cabellos, o de casi cualquier otra cosa, inevitablemente se terminan enmarañando y formando nudo.

Quí­mica: Sheree Umpierre, de la Universidad de Puerto Rico, Joseph A. Hill, de los Centros de Fertilidad de Nueva Inglaterra, EEUU, y Deborah Anderson, de la Escuela Universitaria de Medicina de Boston y la Escuela Médica de Harvard, EEUU, por descubrir que la Coca-Cola es un efectivo espermicida, y a C.Y. Hong, de la Universidad Médica de Taipei, Taiwan, C.C. Shieh, P. Wu y B.N. Chiang, de Taiwan, por descubrir que no lo es.

2009

Veterinaria: Catherine Douglas y Peter Rowlinson de la Newcastle University, Newcastle-Upon-Tyne, UK, por demostrar que las vacas a las que sus dueños han puesto nombres, dan más leche que las vacas sin nombre.

Salud pública: Elena N. Bodnar, Raphael C. Lee, y Sandra Marijan de Chicago, Illinois, Estados Unidos, por inventar un sujetador que, en caso de emergencia, puede convertirse rápidamente en un par de máscaras de gas, una para la portadora del sujetador y otra para alguien próximo a ella.

2010

Ingenierí­a: Karina Acevedo-Whitehouse y Agnes Rocha-Gosselin de la Zoological Society de Londres, y Diane Gendron del Instituto Politecnico Nacional, Baja California Sur, México, por perfeccionar un método para recoger mocos de las ballenas mediante un helicóptero de radio control.

Medicina: Simon Rietveld de la Universidad de Amsterdam, y Ilja van Beest de la Tilburg University, por descubrir que los sí­ntomas del asma pueden ser tratados con una vuelta en una montaña rusa.

Fí­sica: Lianne Parkin, Sheila Williams, y Patricia Priest de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, por demostrar que la gente se cae menos si en el invierno anda con los calcetines por fuera de los zapatos por caminos congelados.

Paz: Richard Stephens, John Atkins, y Andrew Kingston de la Universidad de Keele, Reino Unido, por confirmar que en efecto soltar tacos alivia el dolor.

Gestión de empresas: Alessandro Pluchino, Andrea Rapisarda, y Cesare Garofalo de la Universidad de Catania, Italia, por demostrar matemáticamente que las organizaciones serí­an más eficaces si ascendieran a sus miembros al azar.

Fuentes

Artículo en Wikipedia
Galardonados con el premio Ig Nobel

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