De «Sierra de Córdoba», Antonio Gala

El olvido no existe. La belleza
se añora sin cesar y se persigue:
memoria y profecía de sí misma.
La belleza es un sino, lo mismo que la muerte.
Teníamos once años,
y la palabra abril significaba
igual para los dos…

Puede el amante
dejar de amar, pero, ay, amará siempre
el tiempo en el que amó:
cuando, al amanecer,
cabía el mundo entero
dentro de una mirada;
cuando rompió a cantar
lo que no se sentía con fuerza de decir.

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