Categoría: Flor mordida, flor dormida

Manuel Altolaguirre: «Mi soledad llevo dentro»

Mi soledad llevo dentro, torre de ciegas ventanas. Cuando mis brazos extiendo abro sus puertas de entrada y doy camino alfombrado al que quiera visitarla. Pintó el recuerdo los cuadros que decoran sus estancias. Allí mis pasadas dichas con mi pena de hoy contrastan. ¡Qué juntos los dos estábamos! ¿Quién el cuerpo? ¿Quién el alma?

Mario Benedetti: «La vida cotidiana es un instante»

La vida cotidiana es un instante de otro instante que es la vida total del hombre pero a su vez cuántos instantes no ha de tener ese instante del instante mayor cada hoja verde se mueve en el sol como si perdurar fuera su inefable destino cada gorrión avanza a saltos no previstos cómo burlándose

«¿Serás amor?», Pedro Salinas

¿Serás, amor un largo adiós que no se acaba? vivir, desde el principio, es separarse. En el primer encuentro con la luz, con los labios, el corazón percibe la congoja de tener que estar ciego y solo un día. Amor es el retraso milagroso de su término mismo; es prolongar el hecho mágico de que

«Lo fatal», Rubén Darí­o

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,y más la piedra dura porque esa ya no siente,pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,y el temor de haber sido y un futuro terror…Y el espanto seguro

De «Sierra de Córdoba», Antonio Gala

El olvido no existe. La belleza se añora sin cesar y se persigue: memoria y profecía de sí misma. La belleza es un sino, lo mismo que la muerte. Teníamos once años, y la palabra abril significaba igual para los dos… Puede el amante dejar de amar, pero, ay, amará siempre el tiempo en el

De «¿Quién va allí­?», Walt Whitman

¿Quién va allí?Grosero, hambriento, místico, desnudo… ¡quién es aquél?¿No es extraño que yo saque mis fuerzas de la carne del buey?Pero ¿qué es el hombre en realidad?¿Qué soy yo?¿Qué eres tú? Cuanto yo señale como mío,Debes tú señalarlo como tuyo,Porque si no pierdes el tiempo escuchando mis palabras. Cuando el tiempo pasa vacío y la

De «Las olas y los años», Carlos Clementson

Queda aún entre mis manos un poco de ese fuego -rescoldo silencioso- que ilumina en la noche mis palabras y a solas me confirma la altiva servidumbre de mis sienes a un oculto temblor o a esa presencia sagrada que adivino a mis espaldas en momentos de luz y escalofrí­o. Junto a mis labios queda

De «Momentos felices», Gabriel Celaya

Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo tirando todo al fuego: poemas incompletos, pagarés no pagados, cartas de amigos muertos, fotografías, besos guardados en un libro, renuncio al peso muerto de mi terco pasado, soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego, y así atizo las llamas, y salto la fogata, y apenas si
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