Hombre curioso debió de ser Claude-Charles Pierquin de Gembloux (1798-1863) erudito y polígrafo belga que nos legó una obra monumental sobre muy diversas materias: la historia, la arqueología, la numismática, la filología, la pedagogía, la medicina, la higiene, la poesía…
El gran pintor Henri de Toulouse-Lautrec pertenecía a una de las más antiguas familias de Francia, no en vano su nombre completo era Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec-Monfa Tapié de Celeyran. Sus padres eran primos y esa consanguinidad practicada en la familia desde siglos atrás pudiera ser responsable de la enfermedad que él padeció y
Dispusieron de poder, reconocimiento, honores y altos puestos. Algunos, muy brillantes, alcanzaron grandes logros; otros simplemente fueron famosos por derecho de sangre y fortuna.
Henry Cavendish (1731-1810), uno de los investigadores más sobresalientes de la física y la química, era de un comportamiento bien peculiar, incluso para un científico.
El gran Antonin Dvorak (1841-1904) músico checo autor entre otras obras de la magnífica Sinfonía del Nuevo Mundo, era un auténtico pirado de los ferrocarriles, las estaciones y todo lo relacionado con ello.
Fernando VI, hijo de Felipe V, reinó en España entre 1746 y 1759. Siguiendo la tradición familiar fueron sus últimos años un compendio de locuras y desvaríos.