Aunque en el antiguo Egipto se atribuía a los pelirrojos una mayor fiereza, en la cultura judeo-cristiana se les consideraba de la estirpe de Caín. ¡Cabrones! Porque esto luego seguiría con los romanos, para quienes los del pelo rojo eran sinónimo de mala suerte.
Con una persona positiva y alegre cerca de ti, las posibilidades de notar tu propio carácter igualmente feliz, aumentan. Y por la misma regla de tres un ser cetrino junto a ti te hará ver la oscuridad como el escenario normal de la vida.
También conocido como «El problema de los filósofos cenando» o «El problema de los filósofos comensales», es un problema clásico de las ciencias de la computación propuesto por el científico Edsger Dijkstra* para representar los inconvenientes que plantea la sincronización de procesos en un sistema operativo.
La verdad es que lo de los PERROFLAUTAS de Copenhague es una vergüenza. Yo ya no tengo edad para estar en primera línea de trincheras pero estar como mamarrachos lanzando consignas contra el calentamiento global o a favor del respeto de los pueblos indígenas, es estar haciéndole el juego a los cabronazos que están propiciando
Independientemente de que los sectores empresariales continúen a día de hoy dependiendo casi por completo del gigante de Redmond -monopolio que algún día caerá o acaso cambie de manos-, nuevos signos asoman por el horizonte.
El anteproyecto de la Ley de Economía Sostenible está disparando todas las alarmas en Internet, amén de muchas dudas. Ese texto permitirá el bloqueo de aquellas páginas web que vulneren los derechos de la propiedad intelectual. ¿Quién determinará el cierre de los site? ¿Se requerirá autorización judicial para ello? ¿Serán desconectados aquellos usuarios que se
Hay muchos astrónomos profesionales y no pocos aficionados por todo el mundo escrutando el cielo a diario y sin embargo no han informado de ningún avistamiento cierto. Llegado el caso tendrían que ser ellos los primeros testigos pero estamos ya en el siglo XXI y nada. ¿Mala suerte? ¡Pero si lo están deseando!
Esto de tener a mano un libro de viajes para sentirse mínimamente a gusto empieza a parecer una adicción. Digo yo que será el contrapunto necesario para quien no viaja en absoluto, ya se sabe: «Hombre sedentario, vida mental errante».
¿Por qué hemos de considerar esta crisis peluda como un simple paréntesis entre períodos de riqueza, un mal necesario que desafortunadamente llegó y del que saldremos mejor y económicamente más fuertes?
O de cómo disfrutar de magníficos privilegios sí o sí. Imaginemos por un momento un escenario donde la empresa que acaba de contratar tus servicios ofrece una serie de ventajas. Ventajas que podrían resumirse en el siguiente decálogo: