Bailando los 80
Perfectamente acicalado, apestando a gel y con la nariz brillante, enderezo el cuello de la chupa, un último vistazo al tupé y escapo de casa como alma que lleva el diablo.
Sin razón aparente enfilo las calles con toda la velocidad que dan mis piernas y sonrío divertido en medio de la noche silbando entre dientes «Wishing» de A Flock of Seagulls ¡Bendita adolescencia!
Ni rastro de los amigotes en los garitos habituales. Hoy andamos trocados, así que tiro hacia la discoteca a pesar de lo poco que me gusta entrar solo. Pero ¡qué cojones!, la noche del sábado promete siempre y yo acabo de estrenar mis botas negras puntiagudas.
Al empujar la gran puerta negra acolchada recibo en pleno rostro una bofetada de calor y la mezcla de ambientador de salón con diferentes fragancias de profunda humanidad. La densa niebla de humo de tabaco brilla bajo la luz de los focos y yo, muy recto el cuerpo, altivo y tratando de parecer resuelto, me sumerjo en la tiniebla apretujado con los demás.
Es un poco pronto, en la pista casi vacía giran con desidia algunas figuras apenas reconocibles. Los bafles retumban con I know there’s something, se nota que el pincha hace tiempo a la espera de afluencia.
Rápidamente acodado en la esquina de la barra y con el tubo de rigor en mano, también yo mato el rato. Enseguida dejo de prestar atención a mis vecinos, a la cháchara intrascendente de un par de chicas y el vocerío de cuatro chicos demasiado motivados. En pocos minutos desfila por mis oídos un amplio abanico techno de consumo rápido: I.O.U, Tarzan Boy, Self Control, Dance All Days, Safety Dance … hoy no me motiva demasiado. De pronto arranca Funky Town al tiempo que mis queridos colegas llegan riendo, arrimando buen viento y buenas sensaciones. Las chicas, me dicen, no saldrán hoy por no sé qué historia familiar de una de ellas.
Lo lamentamos brevemente y después vuelan cigarros y cervezas sin cesar y, aunque no suelo bailar sino rara vez, hoy es la excepción. Ya estamos sudando en la pista con Der Komissar, New Life, Lies de Thompson Twins, The Lebanon … Ensayo unos movimientos que vi hacer a mi primo de Madrid y lo demás es completamente improvisado.
Nos damos empujones cómplices y un codazo de aviso cada vez que irrumpe una figura exquisita de falda estrecha, cintura delgada e intensos los rojos labios. Le regalamos nuestra mejor sonrisa inclinando el cuerpo a su paso y entonces ellas desaparecen automáticamente.
Larga es la noche y segura la resaca. Hay tiempo para tanta música que ahora quiere traerme la memoria: Send My Heart, Communication, Gino Vanelli, Blue Monday, Hyperactive de Thomas Dolby…
Salimos a por un cigarrito de la risa y a la espalda resuena, cómo no, Bob Marley, creo que Three Little Birds. Y de regreso resulta inevitables los italos, Silver Pozzoli y Gary Low, junto a más Techno-Pop anglosajón: Yazoo, China Crisis y ABC.
Con Los Burros, Golpes Bajos, Radio Futura e Ilegales, tenemos el homenaje nacional y de ahí a propuestas internacionales con nivel: Men At Work, Blondie, Tears for Fears, Pretenders, Police, Roxy Music y Fisher-Z. El último brindis del que pincha opta por la combinación extraña de Jean Michel Jarre con Gwendal y finalmente Rose of Cimarron nos saca de la pista anunciando el forzoso comienzo del agarrao. Y no bromeo.
Muertos de cansancio, pálidos y con la garganta reseca, nos replegamos pasadas las 6 de la mañana, no sin antes sentarnos largo rato a charlar de sueños y de futuro bajo la luz de la última luna.
Sólo es otro sábado sin más, pero, joder, ¡lo que nos hemos reído!
Lo se, hay canciones de distintos años pero ya dije que aquella noche fue larga …