Habla Marlowe, Philip Marlowe

Los años le endurecieron forjando en él un carácter cí­nico. Pero bajo la piel del inmortal detective creado por Raymond Chandler se oculta una persona observadora, amante del ajedrez, la poesí­a y la belleza en todas sus formas, alguien que contempla la vida con ironí­a y aire de pertinaz y amargo individualismo.

Aparte de todo ello hay que recalcar una cosa: Marlowe no se vende.

Raymond Chandler

Las máximas que dejó escritas Chandler poniéndolas en boca de su detective preferido son un verdadero catálogo de frases cortantes, contundentes, simplemente lapidarias.

Las hay a montones en El sueño eterno (1939), Adiós muñeca (1940) o en El largo adiós (1953). En otro momento trataré de rescatar algunas y en breve escribiré más sobre un personaje que siempre me fascinó y también sobre el hombre que le dio vida en el papel. Luego vendrí­a la recreación en el cine, con Bogart o Robert Mitchum poniendo rostro al detective.

Humphrey Bogart interpretando a Marlowe en The Big Sleep (El sueño eterno).

Veamos una muestra de esas frases en la última aventura de P. Marlowe, Playback (1958):

1

– Caramba, caramba, el señor Tí­o Duro en persona. ¿A qué debemos tal honor?
– Umney me está esperando.
– Señor Umney para usted, compañero.
– Y Umney a secas para usted, hermana».

Montó en cólera inmediatamente.

– ¡No me llame «hermana», detective barato!.
– Pues no me llame «compañero», secretaria carí­sima. ¿Qué piensa hacer esta noche? No me diga que sale otra vez con cuatro marineros».

Robert Mitchum como Marlowe en «Adios, muñeca» (1975)

2

– Supongo que esto la impulsará a abandonarme. Una vez, hace un año y medio, tuve un sueño aquí­ mismo. Aún quedan algunos jirones. No me gustarí­a que el resto se desvaneciera.

3

«El sentido común es el defensa del lunes por la mañana que habrí­a podido ganar el partido si hubiese formado parte del equipo. Pero no juega nunca. Está en los graderí­os con una botella en el bolsillo. El sentido común es el hombrecillo de traje gris que nunca se equivoca al sumar. Pero casualmente siempre hace cálculos con el dinero de los demás».

4

«El camino se bifurcaba (…) Pasamos frente a casas de estilo español enclavadas en lo alto de la ladera (…) La carretera terminaba en una plazoleta en la que se podí­a dar la vuelta. Habí­a dos casas de grandes dimensiones (…) hechas a base de cristal y ladrillo y las ventanas orientadas hacia el mar eran de cristal verdoso. El panorama era magní­fico. Me recreé en su contemplación durante tres segundos».

5

– «Sólo fumo cuando estoy muy deprimido. ¿Qué demonios le importa a usted? ¿Qué demonios le importa a nadie?. Es posible que me cojan y pierda un asqueroso empleo. Puede ser que me metan en una celda. Incluso es posible que haya vivido en una desde que nací­. ¿Satisfecho?».
«Hablaba demasiado. Las personas con los nervios desequilibrados son así­. Primero monosí­labos y después un discurso».

6

«- ¿Cómo puede ser tan dulce un hombre tan duro? -preguntó con curiosidad.
– Si no fuese duro, no estarí­a vivo. Si no pudiera ser dulce, no merecerí­a estarlo».

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