02/01/2008
Friedrich Hölderlin : De «Quejas de Menón por Diótima»
Cada día salgo para una búsqueda nueva. Ya exploré todas las sendas de esta tierra, y esas frescas alturas y esas sombras y fuentes. Pues mi alma, desasosegada, vaga por montes y valles implorando un descanso, así como el animal herido se acurruca en la sombra donde antes, al mediodía, descansaba. Pero aunque el musgo le ofrece su verde capa, él sigue errando bajo el aguijón del mal. Ni el frescor de las noches ni la dulce luz aplacan su dolor. En vano la tierra le ofrece sus hierbas curativas, y la fiebre no desaparece bajo la más fresca brisa. Así estoy yo. ¡Amada!... ¿Quién podría, por milagro, arrancar el doloroso sueño que colma mi cabeza? (...) "Es preciso que olvides tu dicha efímera, olvídala y adormécete en silencio." Sin embargo en mi pecho algo suspira esperanzado. A esta pena no has podido acostumbrarte, y entonces sueñas en tu férrea somnolencia. No es para mí momento de festejos; empero yo querría coronarme de flores. ¿No estoy solo aquí? Pero un aire me roza, muy suave, venido de lejos; y aunque dolorido sonrío, admirado de sentir el poder de una felicidad que desborda mi pena.