Estadísticamente hablando
Tal y como dejó dicho Mark Twain:
«Hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas».
Y respecto a las últimas, en un bonito ejemplo autorreferente, se dice que el 97.3% de las estadísticas han sido claramente inventadas.
Los siguientes ejemplos sobre accidentes y medios de transporte ilustran de cómo NO hay que usar la estadística (o a lo mejor ésta es la verdadera forma de hacerlo):
Uno
Normalmente se piensa que los aviones con cuatro motores son más seguros que los que solo tienen dos. Esto es totalmente falso, como se indica en la página 14 de «Air & Space» (agosto y septiembre 1993): «Cuantos menos motores, menor probabilidad de que alguno de ellos se estropee». Por tanto, los aviones mas seguros son los que tienen un solo motor e incluso… ninguno.
Dos
En realidad volar en avión es muy seguro, puesto que la gran mayoría de los fallecidos en accidentes aéreos han muerto al llegar al suelo.
Tres
Durante la Segunda Guerra Mundial, a alguien se le ocurrió la idea de investigar dónde eran alcanzados los aviones al volver de sus misiones para así poder reforzar esos puntos. De modo que se empezaron a hacer estadísticas acerca de qué zonas del avión estaban más expuestas. Al analizar los resultados se dieron cuenta de un pequeño detalle: lo que había que reforzar eran las zonas que recibían más balazos de los aviones que NO volvían de sus misiones.
Cuatro
En los accidentes ferroviarios el mayor número de víctimas suele estar en el último vagón. El primero suele ser la locomotora y allí no van pasajeros; por tanto, una forma de salvar vidas humanas es retirar el último vagón de cada tren.
Cinco
La probabilidad de tener un accidente de tráfico aumenta según el tiempo que pases en la calle. Por tanto, cuanto más rápido circules menos tiempo pasarás en la calle, luego menor es la probabilidad de que tengas un accidente.
Seis
El 33% de los accidentes mortales involucran a alguien que ha bebido. De lo que se deduce que el 67% restante ha sido causado por alguien que no había bebido. A la vista de ésta afirmación junto con la anterior, está claro que la forma más segura de conducir es ir borracho y a toda velocidad.
Vía epsilones