Gunkanjima, la isla muerta
La isla de Gunkanjima en Japón (también llamada Hashima) fue durante un breve tiempo el lugar más densamente poblado del mundo. En 1959 llegó a alcanzar una densidad de 139.100 personas/km² en la zona residencial y de 83.500 personas/km² en toda su superficie, lo que históricamente supone una de las mayores densidades de población registradas en el mundo.
Más de 5.000 personas trabajaban y vivían allí en la mina de carbón, sin embargo en 1974 la empresa Mitshubishi decidió cerrar la mina y la isla se convirtió de la noche a la mañana en un lugar tenebroso y fantasmal.
Entre 1887 y 1974 esta pequeña isla de tan solo 480 metros de largo y 150 m. de ancho que se encuentra a unos 20 kilómetros del puerto de Nagasaki, fue habitada por trabajadores de su mina de carbón y las familias de ellos.
Tras el cierre quedaron los edificios deshabitados, y con el tiempo han comenzado a convertirse en ruinas. Desde la costa se puede observar la silueta de esta isla, su fantasmagórico “skyline” que por su forma recuerda a la de un barco de guerra. De hecho, Gunkanjima significa «isla del Acorazado», debido a la forma que adquirió cuando se amuralló para protegerla del fuerte oleaje del mar y de los tifones que solían azotarla.
No me gusta ser catastrofista, pero las imágenes que siguen estas lineas invitan a ello. Tal y como está el mundo con el tema del cambio climático no es descabellado pensar que algunas ciudades acaben como Gunkanjima debido a la crecida de los océanos o a las sequías.
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El dato de la población no es correcto, el nivel maximo de población se alcanzó en 1959 con 5.259 personas viviendo en la isla, que para una extensión de 480 x 180 metros sigue siendo una barbaridad. Mas aún cuando la zona de residencia solo ocupaba una parte de la isla ya que el resto eran instalaciones de la mina y el puerto.
La verdad es que da un poco de miedo ver un lugar así, en el que la vida haya encontrado su fin y dejado ese aspecto fantasmagórico. ¿Quién sabe si todo lo nuestro, o de los nuestros no tan lejanos, acabará así? Pero si así sucede no estaremos aquí para comprobarlo. Lugares como estos nos invitan a ver el casi irremediable futuro que nos espera y que no estamos preparados ni dispuestos a ver.