Cosas que no sabíamos de Bud Spencer

Carlo Pedersoli, más conocido como Bud Spencer, nació en Nápoles en 1929 donde cursa primaria con buenos resultados. En 1940 se muda con su familia a Roma donde empezó la escuela secundaria y entra a formar parte de un club de natación. Después de graduarse con honores se matriculó en la Universidad para estudiar Química.

En 1947 la familia se traslada de nuevo, esta vez a América del Sur y Pedersoli trabajó en Brasil en el consulado de Italia y como químico en una cadena de montaje, en Argentina como bibliotecario y en Uruguay como secretario de la embajada italiana de Montevideo.

En 1949 la familia Pedersoli regresa a Italia para establecerse en Roma y él reanuda sus estudios.

Carlo nada para el club SS Lazio con magní­ficos resultados, siendo el primer italiano en bajar de la barrera del minuto en la prueba de 100 metros y logrando ser entre 1949 y 1956 siete veces campeón de Italia en esa misma prueba. Por ello es convocado para representar a su paí­s en el campeonato de Europa de Viena (1950), Juegos del Mediterráneo (1951), los Juegos Olí­mpicos de Helsinki (1952), de Melbourne (1956) y de Roma (1960) y no sólo como nadador, también formando parte del equipo de waterpolo que en aquella época cosechaba numerosos triunfos y cuyos miembros eran conocidos como los «settebellos» (los siete guapos). 

Carlo Pedersoli con la camiseta de la selección italiana en 1952

En el año 1957 Pedersoli regresa a América del Sur, trabajando en la construcción de la carretera Panamericana y posteriormente en un concesionario de coches de Caracas.

Carlo, definitivamente interesado en el mundo del cine, interviene en 1951 como figurante en la célebre Quo Vadis? como un soldado de la guardia romana que aparece un momento al pasar la cámara. Tras otros papeles menores en pelí­culas modestas y varios años en blanco, en 1957 cambia su nombre por el de Bud Spencer, según explicó, porque “Me gustaba la cerveza Budweiser y el actor Spencer Tracy”.

Y entonces en algún paraje seco de Almerí­a, donde se cocinaron tantos espagueti western, se cruza en su camino Mario Girotti, más conocido como Terence Hill (quien merece capí­tulo aparte), surgiendo con ambos una exitosa receta cinematográfica en la pequeña y en la gran pantalla.


La pareja Hill-Spencer, pillo guapo y simpático junto a fortachón cascarrabias, funcionó a la perfección explotando el cliché a través de diversos westerns y comedias de acción, en los dos casos de tintes cómicos y presididas por mamporros. Durante dos décadas serían los intérpretes más taquilleros del cine europeo, auténticos héroes del cine de barrio y de los videoclubes.

Hicieron juntos 19 pelí­culas cuyos principales tí­tulos abarcan la década de los 70: Le llamaban Trinidad, Le seguí­an llamando Trinidad, ¡Más fuerte, muchachos!, Y si no, nos enfadamos, Dos super policí­as, Par-impar, Estoy con los hipopótamos

Después de aquello Carlo ha seguido trabajando en más pelí­culas y series de TV y lo mismo ha hecho Mario.

Algunas curiosidades sobre Bud Spencer

  • Su físico imponente explica el mucho juego que dio en las tramas de las películas: medía 1,92m. y sobrepasaba los 100 kilos. 
  • Fue 7 veces campeón de Italia de 100m. libres en los años 50, participando en 3 Olimpí­adas.
  • Estudió Quí­mica y luego Derecho y Sociologí­a. Tiene el doctorado en Derecho.
  • Trabajó en diversas embajadas italianas del mundo.
  • Habla 6 idiomas.
  • Es autor de canciones de algunas de las pelí­culas donde participó como actor. También compuso para otros cantantes en los años 60.
  • Fundó su propia compañí­a aérea, especializada en turismo religioso. Se llama Mistral Air y mantiene acuerdos con el Vaticano.
  • Tuvo además una empresa de confección de ropa infantil. 
  • Tiene los tí­tulos de piloto de avionetas y piloto de helicóptero.
  • A los dirigentes de un pueblecito alemán se les ocurrió pedir a la población votar el nombre para un nuevo túnel construido. Salió elegido «Bud Spencer».
  • En 2005 fue candidato en las elecciones regionales por el partido de Berlusconi. Consiguió muy pocos votos y lo dejó.
  • En 2007 se sacó los tí­tulos de entrenador de natación y de waterpolo.

Una vida completísima, nada que ver con la de muchos de los catamañanas que pululan por el mundillo televisivo de ahora.

Bud Spencer y Terence Hill, iconos de la infancia

Entre mis recuerdos tempranos del cine figuran en lugar destacado este par de granujas y sus pelí­culas, tí­pico cine de serie B cuyos montajes y coproducciones de presupuesto ajustado y argumento sencillo iban destinadas al consumo popular y al lucimiento de la pareja italiana.

Dicho esto añadiré algo más.


Ni que decir tiene que no estamos ante pelí­culas candidatas a los Oscar ni destinadas a encabezar los rankings de Filmaffinity. Aunque previsiblemente comercial, la filmografí­a de Bud Spencer y Terence Hill encabezó un género de comedia propio muy destacado en los años 70 que a toda una generación de crí­os nos hacía felices, y siguiendo la lectura en distintos foros queda claro que su recuerdo sigue despertando simpatías. Sin duda permanecen de un modo entrañable en la memoria nostálgica de muchos.

Lo cierto es que si me pongo a verlas de nuevo, todaví­a me sacan media sonrisa aquellas historietas sencillas repletas de guantazos. No hay muchas maneras de reencontrarse con el niño que fuimos y esta puede ser una de ellas.

Y además, Terence Hill y Bud Spencer no dan mamporros por que sí­: sólo machacan a bellacos sin escrúpulos y se divierten deshaciendo los planes de caciques desaprensivos que intentan abusar de los más débiles. ¿Cómo no identificarse con eso? Aún recuerdo las risotadas de la chavalería que atestaba las salas de cine en la década de los 80 al desatarse la orgía de tortazos.

Qué fácil era encariñarse de este par de caraduras de amplia sonrisa que nunca perdieron una pelea, y de unas comedias sin maldad ni otra pretensión -nada menos- que la de entretener.

La parodia de Bud que hizo Joaquí­n Reyes en Celebrities de Muchachada Nui: «Porque hostia que no se da, hostia que se pierde».

Algunas de las acciones más destacadas del bueno de Bud Spencer:

  • Decir a todas las propuestas locas del rubio Terence Hill «he dicho que no» (y luego resultar que sí­).
  • Comer desaforadamente a dos carrillos; a ser posible algo pringoso que chorree por las comisuras de la boca.
  • Aparecer con los ojos entornados, como mirando el mundo detrás de una rejilla. Algo posible cuando se tienen los ojos como dos puñaladas en un tomate.
  • Arrearte un hostión a mano abierta que pilla casi todo el cuello y una oreja de lleno. Aparte de la humillación te dejará sorderas por tiempo indefinido.
  • Cascarte una colleja sobre la nuca con regalo de voltereta incluida.
  • Soltar un mamporro vertical a la sesera del contrario, como queriendo clavarlo al suelo.
  • Chocar entre sí­ las cabezas de dos tíos con sombrero.

Y finalmente aquí­ están Los 5 golpes de Bud Spencer según un video de la ETB:

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