Hola, Dios al habla
«Espero que no te importe que interrumpa el libro de Mike con unas palabras mías, tu Creador Todopoderoso, pero eh, soy Dios, ¿quién va a detenerme?»
(…)
Y sí, me habría gustado poneros a todos ojos en el cogote. Un fallo de diseño. Además, tenéis razón, el día NO tiene suficientes horas. Cuando creé los cielos y la tierra, debería haber rotado su eje de forma un tanto distinta y haberos dado al menos cinco horas de luz solar más para tener tiempo de hacer todos los recados y llegar a casa a tiempo para la barbacoa. Además, ¿a quien no le gustaría tener un par de horas más para dormir todas las noches? Hay otras cosas que también haría de forma distinta: nunca le habría dado a ninguno de vosotros la inteligencia suficiente para inventar el césped artificial.
(…)
Creedme, cuando lo vuelva a hacer (después de que destrocéis el mundo), lo haré bien.
(…)
Tío, odio a esos grupos «anónimos»: Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos, Ludópatas Anónimos; todos ellos invocan Mi nombre para dejar la bebida, dejar de drogarse y dejar de jugar.
¡De repente se acaban los pecadores! La cosa NO funciona así. Necesito que los pecadores pequen y luego se arrepientan y vuelvan a pecar y estén en mis garras para que hagan un poco de penitencia y buenas obras. Cuando dejan de pecar y empiezan a «rendirse» a un «poder superior» entonces toda la amenaza de fuego eterno y condena que les hace hacer lo que Yo quiero se va al garete».
(Extraído de «Qué han hecho con mi país, tío«, de Michael Moore)