Bouncing bombs, las bombas que saltaban en el agua
Imaginad por un momento que estamos en la Segunda Guerra Mundial, en la noche del 16 al 17 de Mayo de 1943. Formamos parte de un batallón nazi encargado de vigilar una de las numerosas presas que regulan las aguas de Alemania. En ese momento, de repente, vemos una especie de cilindro gigante que avanza vertiginosamente ¡saltando en el agua!
Atónitos y sin poder hacer nada, observamos que ese cilindro mágico va a parar a los pies de la presa y, entonces, ¡Buuuum! Las Bouncing bombs han cumplido su misión, la presa empieza a desmoronarse.
Estamos hablando de un invento decisivo en la Segunda Guerra Mundial, un invento que decidió el destino de una importante batalla librada entre los ingleses y los nazis. Volvamos al presente y veamos de qué se trata. Antes de nada, observad la aclaradora imagen que hay al principio.
¿Fácil verdad? Inventadas por el ingeniero inglés Barnes Wallis con el objetivo de saltar las redes acuáticas anti-torpedos, estas maravillas tecnológicas supusieron la victoria inglesa en la Operación Chastise, cuyo objetivo era destrozar las presas del valle del Ruhr e inundar así las tierras de cultivo y la industria alemanas.
Estas bombas tenían una forma cilíndrica y estaban cargadas con nada más y nada menos que 2.990 kg de un potente explosivo llamado Torpex.
Su funcionamiento se basa en que, mientras estaban en los aviones que las transportaban (los bombarderos Lancaster), un motor las hacía girar sobre su eje longitudinal a 500 rpm. Al soltarlas, iban saltando sobre el agua a una altísima velocidad y así evitaban las redes anti-torpedos instaladas. Al llegar a la presa, chocaban y se hundían hasta el fondo. Allí, debido a la presión, saltaba un sistema de fusibles que la hacía estallar en la propia base, en el punto crítico.
Pero no estamos hablando de cualquier bomba. Abajo podéis ver su tamaño comparado con el de un hombre, es algo colosal. Atentos a las especificaciones técnicas: 4195 kg de peso, 152 cm de longitud y 142 cm de ancho.
Un punto importante en esta planificación tecnológica es que los cilindros giraban hacia atrás. ¿Y por qué es importante? Porque gracias a esa forma de moverse, cuando llegaban a la presa chocaban y caían al fondo; si en vez de eso estuvieran girando hacia delante, pasarían por encima de ella y no servirían de nada. Es un dato simple pero esencial.
Otro punto importante es que los aviones debían volar muy cerca del agua, apenas a 30 metros de altitud. Principalmente, esto se hacía para evitar los radares y las armas antiaéreas que protegían las presas alemanas.
Llevaba un gran peligro, ya que había posibilidad de que la bomba derribara al propio avión al ser soltada y rebotar, pero era necesario también para que las Bouncing bombs funcionaran correctamente y rebotaran hasta la zona determinada. Era necesario correr riesgos.
Bueno, ya que hemos terminado con la teoría, pasemos con la práctica. A continuación, os dejo un vídeo con prácticas realizadas por el ejército inglés y, después, veremos la misión militar en las que se usaron.
Ahora que ya conocemos a las Bouncing Bombs en profundidad, cabe preguntarse ¿y para qué se usaron, en qué misión? En la Operación Chastise, en la cual fueron las grandes protagonistas.
En la noche del 16 al 17 de Mayo de 1943, un grupo de 133 hombres al mando de 19 bombarderos Lancaster formaron el Escuadrón No.617.
El objetivo de este escuadrón era el de derribar las presas de Möhne, Eder, Sorpe, Diemel, Ennepe y Lister, para así inundar el valle de Ruhr, una de las zonas en las que se concentraba gran parte de la agricultura e industria alemanas.
A pesar de que no se rompieron todas las presas, la operación fue un éxito y se vertieron un total de 330 toneladas de agua en el valle, inundando a su paso minas, casas, fábricas, carreteras y puentes.
Como podréis ver bajo estas líneas, las presas fueron gravemente dañadas y supusieron un gran gasto y un parón económico. Las reparaciones se prolongaron durante nueve meses de trabajo, en los cuales se produjo la pérdida económica prevista y un ánimo renovado para el ejército inglés, que había completado una misión con un rotundo éxito.
Para los aficionados al cine, hay una buena noticia: Esta misión tiene su propia película, llamada The Dam Busters, rodada en 1955. Así que, para terminar este artículo, os dejo con un extracto de la película en la que se puede ver cómo fue realmente la batalla, con fuego antiaéreo persiguiendo constantemente al escuadrón y con la necesidad de volar muy bajo y cerca del objetivo para que funcionaran bien las bombas (la presa se derrumba al final):
Fuente: El busto de Palas