01/07/2006
De «Sierra de Córdoba», Antonio Gala
El olvido no existe. La belleza
se añora sin cesar y se persigue:
memoria y profecía de sí misma.
La belleza es un sino, lo mismo que la muerte.
Teníamos once años,
y la palabra abril significaba
igual para los dos…
Puede el amante
dejar de amar, pero, ay, amará siempre
el tiempo en el que amó:
cuando, al amanecer,
cabía el mundo entero
dentro de una mirada;
cuando rompió a cantar
lo que no se sentía con fuerza de decir.