a-ha, la leyenda noruega

Pese a estar familiarizados con a-ha, muchos desconocen sus turbulentas vicisitudes como banda de tres amigos de Oslo que soñaron a lo grande persiguiendo hacerse hueco en la industria musical de los años ochenta, a pesar de la feroz competencia de artistas británicos y norteamericanos.


a-ha en sus años tempranos

La perspectiva de que tres jóvenes nacidos y criados en Noruega alcanzasen el estrellato internacional del pop resultaba improbable, pero supieron que de existir alguna posibilidad tenían que irse de casa para intentar lograrlo.

El documental «A-ha, la película» (2021), un tributo que iba siendo necesario, narra la historia del trío noruego desde sus inicios hasta un presente en el que permanecen aún en activo (mientras no se demuestre lo contrario). Son ahora hombres maduros de buen ver que mantienen una relación profesional fría y cuyos éxitos musicales a lo largo de los años han influido a Oasis, Radiohead, Coldplay o U2 e inspirado temas a The Weeknd.


En el filme, Morten Harket (vocalista), Pål Waaktaar-Savoy (guitarra y voces) y Magne Furuholmen (teclados, guitarras y voces) rememoran ese pasado que los unió bajo una misma pasión orientando sus vidas hacia el mundo de la música, para lo cual decidieron mudarse a Londres a comienzos de la década de 1980 donde malvivieron en una condiciones iniciales muy precarias.

Gracias al empuje y la confianza en sí mismos y después de firmar con Warner Brothers, todas las piezas comenzaron a encajar rápidamente con la aparición fulgurante de Take On Me, por cuyo video musical la todopoderosa MTV apostó fuerte en el otoño de 1985. Fue una idea simple ejecutada con precisión y buen gusto combinando efectos visuales vanguardistas con fina artesanía.

Recordaréis a Morten, en una de las imágenes más icónicas de los años 80, invitando a tomar su mano desde la ilustración de un cómic vintage a la preciosa Bunty Bailey, modelo, bailarina y actriz inglesa. Treinta y ocho años después, Take On Me sigue siendo uno de los videoclips más vistos de la historia.

Posando para llenar de posters las habitaciones de los adolescentes de medio mundo.

En contra de lo muchas veces afirmado, Take On Me no constituye el one-hit wonder de una banda. Es cierto que forma parte de la memoria sentimental de varias generaciones pero los noruegos disponen de un historial sólido con 11 trabajos de estudio, varias compilaciones y 4 álbumes en vivo que consolidaron una música melancólica y atemporal con la que recorrieron el mundo.

La sombra proyectada por su canción más famosa es demasiado larga, imposible de ignorar. ¿Cómo sobrevivir al éxito prematuro de un tema excepcional? Simplemente siguieron puliendo un sonido Synth-pop de nítidas melodías. Los hallazgos sonoros se sucedieron bajo la calidez vocal y cautivadora de Morten y la capacidad compositiva de Paul y Magne, dibujando una trayectoria cargada de intimidad y de profundidad musical.


Con ojos felinos y los pómulos como cincelados en mármol, Morten fue un ídolo irresistible para muchos jóvenes de la época. En realidad no es un papel que buscara aunque posó ante la cámara miles de veces obedientemente para interpretar a la estrella del pop que demandaban los medios.

Por el documental sabremos que Pål y Magne admitieron desde un principio que al poner los medios el foco principal en Morten, convertido en un sex-symbol planetario, ellos podían permanecer en segundo plano, en una posición más segura y cómoda donde seguir componiendo. De hecho, es Pål quien con el tiempo emerge como líder aunque su autoridad también ha sido motivo de discordia para los demás.


Imagen de juventud de Pål Waaktaar-Savoy a la guitarra. El instrumento inicialmente corría a cargo de Magne, sin embargo Pål insistió en que pasara a los teclados, algo que nunca encajó bien Magne.

A pesar de la autoconfianza de la banda nunca hubo certeza de éxito, ni siquiera tras el gran impacto de los tres álbumes de la década de los 80: Hunting High and Low, Scoundrel Days y Stay on These Roads. A principios de los 90 a-ha eran muy populares en América del Sur, especialmente Brasil, de hecho en el segundo Rock in Rio de 1991 atrajeron una audiencia de 198.000 personas en el estadio de Maracaná, la mayor asistencia a un concierto de rock de pago.


Un jovencísimo Magne Furuholmen. Su padre, trompetista de jazz, murió en un accidente aéreo al sur de Oslo en 1969 cuando Magne tenía solo seis años.

No obstante eran diversos los conflictos personales y creativos que atravesaba el grupo en esos momentos. Memorial Beach (1993), su álbum más oscuro, exponía un estilo de rock que no habían trabajado y con el que al aparecer no se sintieron cómodos. Comenzó así un período de declive en las ventas y en 1994 dejan de colaborar como grupo. No hubo separación formal, simplemente cada miembro comienza carrera en solitario.

En 1998 se reúnen para hablar sobre un posible futuro de la banda y dos años más tarde es presentado el álbum de regreso, Minor Earth | Major Sky. A-ha comienzan a sonar de nuevo con fuerza merced a un sonido cultivado con las experiencias de la etapa en solitario de cada uno de los miembros.

a-ha: Stay On These Roads (video oficial con subtítulos en español)

Entre 2002 (Lifelines) y 2005 (Analogue), se sucedió una actividad frenética con promociones, premios y giras internacionales y todo ello sin dejar sus proyectos por separado. Foot of The Mountain se lanzó en 2009 y al igual que los dos anteriores trabajos obtuvo un buen recibimiento en toda Europa. Ese mismo año a través de su web oficial, anuncian su decisión de terminar a-ha definitivamente y celebrar los 25 años de carrera con una gira de despedida al año siguiente.

El período de la segunda ruptura abarca de 2011 a 2014 y estuvo presidido por recopilatorios y reediciones de trabajos anteriores. Sobre todo, llegó el reconocimiento en forma de honores, libros y biografías y más premios.

A fines de 2014 la web oficial anunció varios eventos para conmemorar el 30 aniversario, entre ellos, un concierto especial en el festival Rock in Rio. En el año 2015 en una rueda de prensa a-ha anuncian un décimo álbum de estudio, Cast in Steel y nuevo tour. Morten Harket aclaraba sin embargo que se trataba de una reunión temporal: «Es una gran oportunidad que nos permite escribir otro capítulo.«


a-ha en concierto hace pocos años. La faceta de los tours y conciertos es algo que nunca descuidaron y que manejan con maestría.

A mediados de 2017 grabaron un MTV Unplugged en la remota isla noruega de Giske, en 2018 realizaron una gira acústica por Europa y en 2019 otra más que se vería interrumpida por la pandemia del COVID. Y finalmente la película-documental a-ha: the Movie (2021) de la que hablábamos al principio y otro álbum más, último hasta ahora, True North en 2022.

Con todos estos datos, ¿cómo definir a un grupo como a-ha y determinar su papel? En palabras de Harket, son «tres profesionales cualificados condenados a entenderse«.

Debe ser el suyo uno de los matrimonios de conveniencia más largos en la historia del pop. Han sobrevivido contra viento y marea por la obstinación de sus miembros, quienes, como explica Waaktaar-Savoy, viajan por separado, se reúnen sólo en el estudio o en el escenario y apenas hablan de nada excepto lo que tenga que ver con la banda. Se conocen muy bien y en cierta medida se respetan mutuamente. Pero es un hecho que apenas logran soportarse.

Esa reticencia a disolverse tal vez sea porque ningún proyecto alternativo va a tener el mismo nivel de exposición que garantiza la marca. Además seguro que son conscientes de que con a-ha tienen entre manos un legado que defender y un patrimonio financiero y sentimental que preservar.

a-ha: Velvet (subtítulos en español)

Paul y Magne vivieron en el mismo vecindario desde la infancia, se conocieron a los 13 años y descubrieron que compartían la misma pasión por la música. Formaron rápidamente una banda y sin embargo, ellos mismos lo dicen, nunca fue la amistad sino la música lo que los unió. La personalidad y carisma de Morten impulsó decisivamente para alcanzar el estrellato pero como conjunto pasaron décadas posteriores alternando entre transformar su sonido o seguir complaciendo a su público, garantizando al mismo tiempo que floreciesen sus inquietudes artísticas.

En A-ha: la película, el director Thomas Robsahm intenta revelar una comprensión más profunda de las vidas y el proceso de creación musical del trío nórdico y algo está claro: pese a la reputación e impresionante longevidad de la banda, persisten diversos sentimientos oscuros y complejos desarrollados en el seno de la formación. De todas formas se desempeñaron como una unidad sincronizada a través de una relación entre ellos complicada y cambiante. Incluso el fotógrafo oficial de a-ha lamenta el hecho de que simplemente no quieren estar juntos.

De izquierda a derecha: Paul, Morten y Magne en el documental.

En una serie de entrevistas por separado se presentan los puntos de vista contradictorios de los miembros, dejando en evidencia el malestar de los tres con la deriva que tuvo A-ha debido a la potente visión comercial que proyectaban, a la par que intentaban cambiar de rumbo a base de muchas horas de minucioso trabajo en el estudio. Eso provocó un clima tenso y discrepancias entre compositores.

La película salta hacia la actualidad para mostrar la naturaleza perfeccionista de la banda en las sesiones de grabación. El guitarrista Pål y el teclista Magne tienen el aspecto retraído de hombres con muchas quejas almacenadas. El primero parece un fanático del control que odia ser el centro de atención, una especie de jefe en la sombra, mientras que el segundo, autor de pegadizos riffs con sus teclados, manifiesta algún resentimiento por el pasado y por los créditos de las composiciones. Nunca supo encajar que sus composiciones fueran modificadas por el resto.

Y por otro lado, Morten Harket con su voz lírica dotada para el falsete (de la que a veces manifiesta estar harto), parece un poco más relajado que sus compañeros aunque siempre muy exigente en las pruebas de sonido.

a-ha en una imagen promocional reciente.

Son tres personalidades marcadamente artísticas, a veces distantes e irritables. Los tres muy reflexivos, todos ellos con sus demonios personales. Pero todos tienen suficiente autoconciencia sobre lo que la banda les ha dado.

No me parece el documental definitivo sobre A-ha; aunque correcto, es algo monótono, no tiene mucho ritmo y no me resultó suficientemente seductor. Aún así su exploración de la longevidad en la industria de la música y la dinámica de la banda a lo largo de los años queda ahí como su mayor virtud.


Pocas cosas más «ochenteras» que A-ha y pocas más injustas que ignorar el resto de una carrera plagada de gemas como Velvet, Analogue, Riding The Crest, Turn The Lights Down, Dark Is The Night For All o I Wish I Cared. Repasando temas de su amplia discografía sólo puedes pensar que no te habías dado cuenta de lo buenos que son.

Desde su regreso en 2015, el trío ha actuado regularmente en los escenarios a pesar de la falta de interacción entre ellos. Emprenden una gran gira de despedida asegurando no regresar y un par de años después vuelven a tocar juntos. Que así sea.

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