GNU/Linux: un amor platónico, un desengaño de verano y una novia estable
A principios de 1995 me encontraba yo estudiando en el desaparecido Instituto de Formación Profesional Juan de la Cierva cursando segundo de «Electrónica de equipos informáticos».
Era una especie de batiburrillo en el cual se supone que deberíamos aprender las bases de los sistemas electrónicos controlados por ordenador y la robótica industrial. A mi siempre me había atraído la electrónica y la informática, así que pensé ¿qué mejor que estudiar esto?
Aquellos tres años en el instituto fueron bastante curiosos: compartíamos instalaciones y material con la escuela de Ingenieros Técnicos Industriales, que siempre nos miraban por encima del hombro.
No solo nos veían como a simples aspirantes a tecnicuchos que nunca sabrían ni la mitad que ellos, sino que además tenían acceso a varias aulas con material informático y tecnológico bastante superior que el nuestro.
En tal ambiente nos teníamos que desenvolver como podíamos, supliendo los déficits de material con cierto aporte de nuestros bolsillos, comprando aquellas cosas que los profesores nos demandaban para hacer las prácticas.
Algún tipo de trauma debió quedarme de todo aquello, puesto que no pocas veces he soñado que volvía a los 17-18 años y me encontraba en un edificio inmenso caminando por un laberinto de pasillos lúgubres y aulas sombrías, hasta encontrarme con fantásticos y maravillosos centros de datos «vintage» con decenas de ordenadores legendarios.
Ordenadores PDPs-11, VAX corriendo VMS y BSDs 4.2, servidores Alpha con DEC OSF-1 y viejos MainFrames de IBM se mezclaban con equipos de sobremesa legendarios: máquinas BeBox, estaciones gráficas de Silicon Graphics corriendo IRIX y potentes WorkStations ONIX de Sun Microsistems, mientras sistemas ViZualWorkstation de InterGraph realizaban complejos cálculos sobre vuelos de naves espaciales en tiempo real…
Estación Silicon Graphics con IRIX, el sistema operativo desarrollado por la compañia para funcionar en sus estaciones de trabajo y servidores. Estaba basado en UNIX System V con extensiones BSD.
En mis sueños un montón de tíos con bata blanca y aspecto de científicos manejaban aquellas computadoras conectándolas con el exterior, con baterías de viejos modems de 2400 baudios y cientos de luces parpadeantes en medio de un mobiliario de los años 70.
La moqueta de estos centros de datos era siempre de un color marrón pasado de moda, mullida y con olor a Plexiglas, algo así como las fotos típicas de oficinas que las revistas de negocios mostraban en la década de 1970.
La cuestión es que en aquellos años yo tenía en mi casa un flamante 386DX con un mega de memoria RAM a 40Mhz. y procesador AMD corriendo Windows 3.11 para trabajo en grupo.
Windows 95 se acababa de lanzar a principios de año mediante una campaña de publicidad impresionante y todos los estudiantes estábamos deseosos de sentarnos a los mandos de un potente 486 o Pentium para ver lo que podía dar de si el nuevo sistema de Microsoft.
Por mi experiencia con Windows 3.0/3.1 y 3.11, sabía que no teníamos que echar las campanas al vuelo ya que por aquel entonces Microsoft se estaba ganando a pulso el hecho de que sus sistemas domésticos no eran todo lo buenos que deberían (por decirlo educadamente). Sólo la honrosa excepción del Windows Server 3.5 basado en el sistema operativo VMS de Digital Corporation nos permitía mirar a Microsoft con distintos ojos.
Con la ansiedad de ver el nuevo sistema de sobremesa en funcionamiento, organizábamos una especie de «batidas» por las aulas de los ingenieros para ver si de refilón conseguíamos vislumbrar algún ordenador con Windows 95 instalado y conseguíamos convencer a alguno de esos prepotentes individuos para que nos dejaran usarlo.
Con la curiosidad insaciable que da la juventud, yo había oído hablar del sistema operativo UNIX en El huevo del cuco, uno de los libros de «hacking» que marcó mi juventud.
Por lo visto UNIX (con el permiso de VMS) era lo que marcaba la diferencia entre los simples usuarios y los hackers auténticos. Era lo que nosotros necesitábamos para poder mirar por encima del hombro a nuestros acérrimos enemigos, los ingenieros con quienes compartíamos edificio.
Por lo tanto, un buen día en medio de una charla de nuestro profesor de sistemas operativos, un obeso, risueño, despistado y simpático señor de mediana edad con los mofletes siempre rojizos, me levanté y dije en voz alta y clara: «¿por qué no nos enseña usted UNIX?»
Su cara fue todo un poema. Se puso rígido, tragó salida y dijo muy solemne: «Eso no lo usa nadie. Además, si queréis aprender UNIX yo me lo tendría que preparar, ya que nunca lo he usado.»
Me gustó al menos su sinceridad y al final de la frase del profesor se levantó uno de los alumnos que peor me caía de la clase (una especie de aprendiz de Nerd aunque en el fondo un macarra), me miró fijamente a los ojos y me dijo: «¡Eso de UNIX es otra gilipollez nueva que nadie va a usar!»
Entonces entorné los ojos y muy despacio le dije: «UNIX nació en el año 1969 y estamos en 1995».
Lentamente saboreé la victoria frente a aquel capullo que siempre creía saberlo todo y en realidad no tenía idea de nada. Contemplé victorioso cómo bajaba la vista, se sentaba y la clase quedaba en silencio. ¡Uno a cero!, pensé para mis adentros mientras asomaba una sonrisa en la comisura de mis labios.
Aquel incidente se saldó de la manera previsible: el asunto quedó cerrado y el profesor insistió en que lo que necesitábamos era seguir profundizando MS-DOS.
¡Maldito MS-DOS! Me lo sabía a la perfección desde los 17 años, podía escribir los comandos con los ojos cerrados. Necesitábamos aprender algo más serio, que tuviera multitarea, algo con lo que se pudiera montar un servidor de verdad, con lo que aprendiéramos los protocolos de Internet y que nos permitiera sentiros auténticos hackers, algo con lo que pudiéramos asomarnos a la nueva era de eso que llamaban «Internet» y que tímidamente estaba llegando a España a precios de caviar Beluga.
¡Yo quería ser el cazador de crackers del huevo del cuco!
Pasaron un par de meses y comenté a un buen amigo que estaba estudiando la carrera de física y había vivido en Estados Unidos que dónde y cómo podía instalar UNIX en mi pequeño 386. Mi amigo frunció el ceño y me dijo: instálate Linux, el «UNIX para PC».
¿Linux? ¿Que coño era eso de un UNIX para PC? ¡Pero si ya existía XENIX de Microsoft y se podía instalar en cualquier PC! Yo lo que necesitaba era una copia de XENIX, pensé.
Pasaron otros dos meses y mi búsqueda de una copia de XENIX para instalar en mi PC fue por completo infructuosa. Entonces decidí volver a hablar con mi amigo el físico y preguntarle donde podría encontrar una copia del tal Linux. Para mi desesperación me dijo que no tenía ni idea.
No me di por vencido, estaba decidido a instalar Linux en mi PC (luego descubrí que en el fondo se llamaba GNU/Linux).
Ideé un plan: al día siguiente me tragaría mi orgullo y pasaría por todas las aulas de la escuela de ingeniería industrial a preguntar cómo comprar una copia del mismo. Obviamente (pensé) los ingenieros industriales tenían que tener una copia de GNU/Linux, ya que según decían era muy utilizado en el ámbito científico e industrial.
Mi desesperación llegó a cotas máximas cuando todos y cada uno de ellos dijeron que no tenían ni idea de qué era aquello…
La verdad es que mis sentimientos eran encontrados: por un lado me sentía frustrado por no conseguir una copia de GNU/Linux, sin embargo por otro lado ahora era yo quien miraba por encima del hombro a nuestros eternos enemigos. ¿No sabían qué era GNU/Linux? Y pensaba: ¡vaya mierda de ingenieros!
Varios meses más tarde vi al fin una luz. Una de las revistas de informática que habitualmente compraba en los kioskos, PC-Actual incluía un flamante CD-ROM en el que estaba serigrafiado en letras bien grandes: Linux Slackware Versión 3.0.
¡Por fin! No solo tenía mi propio Linux, además de la mano de mi querido PC-Actual y gratis en casa (todavía no sabía que Linux se distribuía gratuitamente).
Saqué de forma ceremoniosa el CD de su funda de plástico, lo introduje en mi viejo 386 y arranqué el PC desde la unidad de CD-ROM. De pronto mi viejo ordenador (al que me gustaba llamar «Tritón») empezó a escupir miles de arcanas líneas en inglés por la pantalla y frente a mi apareció un burdo menú de instalación más propio de la época de los teletipos que de los ordenadores industriales. El menú me invitaba a realizar un particionado del disco duro mediante una herramienta llamada fdisk parecida a la del MS-DOS.
¡Aquello era un desastre! No sabía ni por donde empezar, sin embargo después de días y días buscando información en revistas y libros especializados, conseguí instalar el GNU/Linux en mi ordenador.
La verdad es que aquello me pareció una autentica basura: no solo me recordaba sospechosamente a MS-DOS, además no veía forma de poder tener algo parecido a Windows 95, es decir, una interface gráfica de usuario bonita con sus iconos.
Más tarde y después de mucho investigar, conseguí ver una pantalla blanca con miles de puntos grises y con una «X» en medio, el puntero del ratón. ¿Y los iconos? ¿Y el procesador de texto? ¿Y el Paint? ¿Esta porquería era el famoso UNIX para PC? ¿Dónde se encontraba el alucinante software que decían ejecutaba Linux?
Completamente descorazonado y pensando que había perdido meses con mi aventura de Linux sin conseguir nada, borré el disco duro e instalé la vieja copia de Windows 3.11 que tenía y el procesador de texto Word 3.0
Mi próximo contacto con Linux se produciría tres años más tarde (con Linux RedHat 5.1) y fue una larga historia de encuentros y desencuentros.
Para no aburriros queridos lectores, os diré que mi relación con Linux los siguientes años fue de amor y odio: lo instalaba, lo probaba, trasteaba y lo terminaba borrando. Una veces por la dificultad que entrañaba aprender todos los comandos, otras por la inestabilidad de las primeras versiones de los entornos gráficos (KDE y Gnome), el caso es que nunca di a Linux la oportunidad que se merecía.
Pasaron los años y me fui convirtiendo en administrador de sistemas Windows y fundé mi pequeña empresa de informática junto a un buen amigo. Cuando te metes en el mundo de los negocios empiezas a descubrir muchas cosas que antes no veías, tres de las cuales son: costes, fiabilidad y que a tus clientes les da igual que el servidor sea Windows, Linux, OS2 o lo que te de la gana. Ellos solo ven una caja de metal y quieren que cumpla la función que necesitan.
Los costes te impiden vender software empresarial comercial (a no ser que tu cliente tenga mucho dinero) y la fiabilidad implica que a tus clientes no les hace gracia quedarse sin servidor de ficheros, página web o correo electrónico cada vez que al servidor le apetece escupir una ventana azul.
Así que sobre el año 2002 y con el recién salido Windows 2000 Server en la calle, decidí tomarme a Linux en serio.
Mucha gente me dirá que los sistemas operativos de Microsoft ya no son tan poco fiables como antes, y que los mismos son fáciles de administrar, y además son los más extendidos, etc. Querido lector, no quiero confundirte: sigo trabajando con servidores Windows a diario. Y con GNU/Linux también.
Microsoft ha mejorado la fiabilidad de sus servidores y estaciones de trabajo de manera asombrosa y ademas sus sistemas operativos de servidor tampoco son terriblemente tan caros como los Unices comerciales de los años 90 (siempre he pensado que GNU/Linux mató a los UNIX comerciales haciéndole un gran favor a Microsoft).
Esto no es un «flame» Microsoft vs GNU/Linux vs Apple. Quiero decir que tanto Microsoft como Apple han contribuido enormemente a la difusión de la informática tal y como la conocemos y se merecen todo mi respeto y admiración.
Mas adelante comentaré por qué prefiero GNU/Linux a Windows.
Siguiendo el hilo de mi historia, os diré que en el año 2002 me puse a aprender Linux como un loco hasta tener mi primer servidor Linux completamente operativo en un cliente que me dio su permiso para utilizarle de conejillo de indias en ese mismo año.
Este servidor, un servidor de ficheros departamental con Linux Mandrake, se mantuvo una vez encendido durante 143 días de forma ininterrumpida con veinte usuarios accediendo continuamente al mismo. Tuve que reiniciarlo en el día 144 porque el sistema de comparación de ficheros SAMBA empezó a hacer cosas raras. Una vez reiniciado el servidor, los problemas desaparecieron.
Así es como los servidores Linux se reprodujeron en las empresas de mis clientes como conejos en prado verde. Entonces di un paso más hacia adelante y en el año 2010 comencé a alquilar servidores en Internet, instalarles Linux y alojar en los mismos el correo electrónico y las webs de mis clientes. Me convertí en una pequeña empresa de hosting.
Nuestros servidores Linux se han portado estos años de maravilla: son fiables, rápidos, baratos, casi inmunes… Pero todavía tenía una deuda pendiente con Linux: utilizarlo como ordenador personal.
Mientras que mis servidores llevaban todos Linux instalado, mis ordenadores de sobremesa seguían siendo Windows y no veía como podía deshacerme de ellos, ya que instalaba en ellos Linux y al poco lo eliminaba regresando a Windows. Odiaba el escritorio de GNU/Linux, me parecía inestable, ineficiente y confuso. Incluso mandé un correo a varios de mis amigos (uno de ellos trabaja en Microsoft) quejándome de la basura que me parecía el escritorio de GNU/Linux.
No obstante hace unos años, coincidiendo con la enorme mejora de los escritorio de GNU/Linux, llegué a una conclusión: el escritorio de GNU/Linux no tenia nada que ver con GNU/Linux (me refiero al Kernel o núcleo del mismo), por tanto había que «ponerse las pilas» y estudiar con detenimiento el funcionamiento interno de los diferentes escritorios Linux que había en el mercado.
Pensaréis que esto que he dicho es algo raro; he de aclarar que mientras que GNU/Linux es un núcleo de sistema operativo y una serie de herramientas (casi todas en modo texto) que nos hacen más cómodo su uso, los diversos escritorios de GNU/Linux los fabrican y mantienen empresas y personas que no tienen nada que ver con ese «núcleo».
De modo que el núcleo o Kernel del sistema puede ser inmejorable pero si el escritorio es una basura, el sistema se vendrá abajo cada vez que falle. Y este es uno de los problema de GNU/Linux: sus escritorios no son ni la décima parte de robustos que el Kernel (o eso pensaba yo hasta hace tres años).
Así que decidí dar una nueva oportunidad al escritorio de Linux. Formateé mi equipo de sobremesa y mi portátil e instalé un flamante Ubuntu 14.04 que tenía fama de sencillez.
Hubo días muy duros en los que no sabía manejarme con los equivalentes GNU/Linux a los programas para Windows (Office, Photoshop, Dreamweaver, Autocad, etc. y por supuesto los juegos). La mitad de las veces arrancaba una máquina virtual para usar los programas que conocía y necesitaba desde Windows. No obstante, me di cuenta que la clave de la cuestión siempre es la misma: dedicar tiempo y aprender.
Ahora que han pasado tres años es raro que necesite arrancar mi máquina virtual con Windows.
He visto que todo lo que hacía con Office lo puedo hacer con LibreOffice, que todo lo que hacía con Outlook lo puedo hacer con ThunderBird, que todo lo que hacía con Photoshop y Dreamweaver lo hago con Gimp y NetBeans, etc.
Ahora hay juegos de calidad para Linux (Steam), soluciones comerciales equivalentes para muchos programas como Autocad o Multisim: Draftsight, Briscad, Proteus, etc. y además, es difícil que fabricantes de software industrial y científico como MatLab no tengan su versión para Linux.
Tienes que ser muy «hard-user» de un programa comercial para que su contrapartida en Linux no te valga. En serio, ¿quién utiliza todas las opciones de Office o de Photoshop?
¿Por qué uso Linux?
Todo este tocho escrito se puede resumir en los siguientes puntos:
No tengo que plegarme a los intereses comerciales de ninguna empresa:
¿Y si mañana dejan de hacer Illustrator (como ya pasó con FreeHand) o la nueva versión de Office es absolutamente inutilizable para mi, como me pasó con la interface Ribbon?
¿Y si mañana me obligan a alquilar anualmente el software que necesito? (como ha hecho Adobe).
¿Y si deciden que hay que cambiar el lenguaje de programación con el que yo me sentía a gusto desarrollando aplicaciones? (como pasó con Visual Basic).
¿Y si mañana, el nuevo Office consume tanto que tengo que comprarme un nuevo ordenador?
Lo que aprendo no cae en un saco roto
Unix casi no ha cambiado en esencia en 47 años, mientras que sistemas como Mac OS y Windows cambian sus «APIS» y herramientas de desarrollo a cada momento.
Un ejemplo de esto fue cuando Apple decidió unilateralmente acabar con el lenguaje de programación HyperTalk obligando a muchas empresas que hacían aplicaciones bajo este lenguaje a cerrar sus puertas o cuando decidió cambiar su plataforma de Motorola a PowerPC y luego a Intel.
El 99% de las aplicaciones antiguas funcionan con las modernas versiones de Linux
Tengo un cliente que tiene una máquina muy curiosa que hace sellos de caucho para empresas mediante láser. Estos sellos de caucho son los típicos que se estampan en los documentos de las empresas con su logotipo, dirección, datos fiscales, etc.
A mi cliente está máquina le costó hace quince años casi 40.000€ y a día de hoy sigue funcionando pero resulta que solo a través del puerto serie y con Windows XP. Con lo cual tiene dos opciones:
a) Seguir con Windows XP el resto de la vida (hasta que no se deje instalar en algún moderno ordenador).
b) Complicar la vida a sus trabajadores enseñándole a trabajar bajo virtualización.
Por cierto, esta última opción no funciona con esta máquina debido a ciertas incompatibilidades entre la máquina virtual, el puerto serie y el software de los sellos de caucho.
El 99% del hardware viejo funciona con Linux
Efectivamente, tengo un escáner HP G2410 que funciona con Linux perfectamente aunque ya no existe soporte para Windows 8 o Windows 10. Lo mismo pasa con un plóter industrial de otro cliente o con un montón de hardware antiguo.
Seguridad
Todavía no he conseguido que un virus infecte una de mis máquinas con Linux. Mientras que con Windows…
Hace seis meses nos llamó un cliente y nos contó que todos los documentos de su empresa se habían cifrado. Por lo visto una empleada con acceso al repositorio principal de documentos mediante una carpeta mapeada, abrió un correo, hizo clic en un enlace y acto seguido 300 GB de documentos Word, Excel y PowerPoint de los últimos diez años desaparecieron bajo una capa de encriptación.
Todos los días se hacían copias de seguridad pero el susto, las molestias y la pérdida de tiempo y dinero fueron considerables.
No quiero que nadie me malinterprete, no acuso a Microsoft de hacer sistemas operativos inseguros, simplemente es cuestión de que Windows es la plataforma mas usada en PCs y por lo tanto la que más virus padece.
Hay un montón de software muy bueno ahí fuera
En serio, hay un montón de programas desconocidos que te dejarán con la boca abierta y te harán olvidar sus contrapartida de Windows o Mac. Un ejemplo es MasterPDF Editor, que me permitió dejar el monopolístico Adobe Acrobat y poder editar PDFs sin problema.
Otro ejemplo es Shutter, el mejor «capturador de pantallas» que he utilizado o Kicad, con el que puedo crear circuitos impresos de hasta doce capas y «rutearlos» (ya no necesito Orcad o Mulstisim para hacer esto).
De verdad, buscad por ahí fuera, hay un montón de software muy bueno.
Precios
Ya no tengo que gastarme dinero o piratear software. Lo tengo casi todo gratis y de forma legal. Mis clientes tampoco han de gastarse un montón de pasta en una máquina Windows Server, por lo tanto, son menos reticentes a abordar proyectos que impliquen más gasto en mano de obra.
Libertad
Puedo modificar un programa y adaptarlo a mis necesidades, venderlo, regalarlo, instalarlo a mis clientes y familiares, etc.
Aprendizaje
Linux está más cerca del «hardware» que Windows, por lo tanto aprendes cómo funciona un ordenador mucho mejor.
Al no tener costes, permite por ejemplo enseñar a las personas mayores o a los niños su funcionamiento. Todo el mundo puede tener GNU/Linux en su casa
Economía local
Cuando instalas Windows o MacOS a un cliente, una enorme parte de los que cuesta va a parar a manos de una empresa extranjera que además suele tributar en paraísos fiscales.
Cuando instalas GNU/Linux a un cliente solo le cobras la mano de obra. Además, puedes cobrarle un poco más, ya que le estás ahorrando cientos de dólares en software. Ese dinero va a tus bolsillos y no a una multinacional.
No menos importante: es divertido
Linux es más divertido que Windows, te presenta retos más difíciles y convierte a una persona normal en un «hacker» tecnológico.
La informática es el presente y el futuro, hay que aprender sobre la misma.
Conclusiones finales
Querido lector, si has llegado hasta aquí y has sido capaz de leerte todo el «ladrillo», te felicito y voy a darte un obsequio en forma de consejo:
Para usar Linux tienes que dedicarle tiempo, pero es un tiempo que luego te será devuelto con creces.
Recuerda: para dominar algo en esta vida tienes que dedicarle tiempo y esfuerzo.
Estuve años «tonteando» con Linux y sólo empezó a serme verdaderamente útil cuando tuve la fuerza de voluntad para dedicarle tiempo y esfuerzo. El ser humano es un animal de costumbres, si llevas toda la vida usando una herramienta, te va a incomodar tener que cambiarla, aunque sea mejor.
CONFIRMO CHAVALES
Sobre las razones por las que Windows se ha impuesto a Unix y a Mac en el mercado, creo que sigue siendo válido un artículo de 1999 de Roberto di Cosmo «trampa en el ciberespacio». Creo que tengo la dirección por aquí: http://www.dicosmo.org/Piege/trampas/. Es decir, que no tanto ha sido debido a razones económicas y técnicas, sino principalmente políticas. Lo que nos llevaría a un extensísimo (e infructuoso normalmente) e intensísimo debate.
No sé si tiene mucho sentido intervenir en un debate de hace año y medio. Me gustó mucho el artículo y me interesó la respuesta de Chincho. En cualquier caso miraba a la referencia mac: desde el año 2000, con el sistema 10, mac está basado en unix. El gran pecado de mac (ser un sistema cerrado) lo ha compensado, a mi modo de ver, haciendo un desarrollo sensato de la GUI, que te permite manejar con su ya famosa «utilidad de uso» o «usabilidad» todas las herramientas que terceros te ponen a su alcance. ¿Es más caro? Si tenemos en cuenta el argumento de Chincho, que depende de lo que valores tu tiempo, es incluso más barato. Las horas que mac me ha ahorrado de paso de antivirus lo compensan. Y luego el argumento definitivo: cualquier consulta, gorda o pequeña, a mac, tiene respuesta impresionantemente seria y profesional y sin mirarte al cociente de inteligencia ni a la tarjeta de crédito. ¿Alguien ha conseguido alguna vez contactar con el servicio técnico de Microsoft para aclarar alguna duda, gorda o pequeña?
Efectivamente Ricardo: El soporte para hardware es mejor y más cómodo en GNU/LINUX que en Windows. Todavía no he tenido entre mis manos ningún periférico que no me haya reconocido LINUX.
En los tiempos de los 386 DX, XENIX ya pertenecia a Santa Cruz y sobre los 386 se montaba ya UNIX V, XENIX se montaba sobre procesadores 286
Entre a esta página desde menéame, al ver el icono de la imagen del libro «El huevo del cuco». Tengo un grato recuerdo de dicho libro, y me pareció curioso que apareciese la portada de un libro que compre hace tanto tiempo.
Me ha gustado lo que has expuesto aunque no estoy del todo de acuerdo.
‘A principios de 1995 yo me encontraba estudiando en el desaparecido “Instituto de Formación Profesional “Juan de La cierva”’.
En Esas fechas yo andaba de pringado currando en una consultora (popularmente conocidas como «cárnicas»), peleando cada día con sistemas Unix entre otros. Cuando una semana tienes que hacer un traspaso de una aplicación de un SCO a un Interactive (básicamente compilando el compilador para luego compilar la aplicación…..), la siguiente te peleas con una impresora de tikets francesa en un AIX, y la siguiente te estas peleando con un HP-UX empiezas a pensar que algo no va bien en este mundillo…….. En el mundo empresarial los Unix estaban en muchas empresas, y de hecho aún quedan algunas que aún lo mantienen.
A mi nunca llegó a gustarme el mundillo de Unix, y no por falta de conocimientos, ya en 1988 tuve mis primeros contactos con xenix en los AT de la universidad (286), y en el 91 tenía un auténtico Unix en mi PC (386SX) de casa (obviamente pirateado porque costaba un cojón y medio en aquella época). Realmente quería aprender Unix porque era lo que predominaba en aquella época en todas las empresas. Para un sistema multiusuario no había alternativas en el mundo PC. Pero era una auténtica locura, decenas de Unix incompatibles a todos los niveles conviviendo en las empresas convertían las tareas de mantenimiento en un puto suplicio. Recuerdo llevar una chuleta con todas las particularidades de cada uno de dichos sistemas, o incluso entrar al /dev/ a leer todos los nombres a ver si encontraba cuál podría ser el necesario para montar un disco de alta densidad (ni en eso coincidían) ya que los manuales y la información brillaba por su ausencia.
El caso es que Windows se impuso comercialmente en un mundo donde Unix estaba en casi todas las empresas que usaban PC’s, en el momento en que sacaron una versión con soporte de red. Y eso a pesar de que era un pésimo sistema operativo (yo lo llamaba «sistema inoperativo»). El que Windows se impusiera en el mercado puede deberse a muchas cosas, las carencias y problemas de los Unix comerciales seguro que afectaron bastante.
Me has hecho recordar una de mis primeras experiencias con linux al mencionar que empezaste con «Linux Slackware Versión 3.0». Esa distro fue la primera que usé y la verdad es que es muy puñetera si no tienes buenos conocimientos. Aún recuerdo cómo tuve problemas con el ratón porque había cabiado la IRQ del puerto PS/2 para aprovecharla en una tarjeta SCSI. Con el tiempo el linux ha mejorado mucho. Cada año, en vacaciones me instalaba alguna distro nueva a ver si me convencía. La primera que me gustó fue una SUSE pero la descarté para uso personal debido a los problemas para manejar multimedia (no traía códecs ni reproductor y había que hacer pirulas para que andase). La primera que me empezó a convencer fue la Ubuntu 6. De hecho me gustó tanto que la dejé en el PC y la estuve trasteando durante un año. Guardo gratos recuerdos de hacer mis pinitos en el hakeos de wifi con aircrack y los drivers madwifi con esa distro (a pelo, sin scripts) una madrugada que no podía dormir debido a un resfriado. Cuando me dijo de actualizar a la versión 7 le dije que adelante y ahí acabó mi romance con linux. La tarjeta wifi dejo de funcionar. Sin solución, no era un problema de la tarjeta sino de dicha versión de ubuntu, ya que incluso estaba informado en su foro. Como ese PC lo usaba por la wifi, dejé de usar linux como sistema principal aunque seguí usándolo para otras cosas en versiones live. Y bueno, desde la versión 10 de ubuntu que no quiero saber nada dicho sistema, ya que me parece que tiene todo lo malo de linux más todo lo malo de Windows sin nada bueno reseñable. Aunque con un escritorio ligerito puede usarse (Xubuntu) el ubuntu moderno me parece una basura. Actualmente trabajo con linux y en casa uso windows 7.
Respecto a lo que no estoy de acuerdo en lo que comentas:
1) No tengo que plegarme a los intereses comerciales de ninguna empresa.
Sólo estas ligado a las veleidades de los desarrolladores, conozco empresas que se han quedado tiradas tras una migración al abandonar los desarrolladores la aplicación. Si, tienen el código, pero una empresa no va a invertir en un equipo de programadores para mantener una aplicación genérica, el coste es inviable.
2) Lo que aprendo no cae en un saco roto.
JAJAJAJA, eso si que me ha matado, ahora que me estoy peleando con los cambios que están haciendo en la versión 16 con las redes. En este mundillo linux, cuando algo empieza a funcionar, lo abandonan y empiezan de cero con sw inestable dejándote tirado.
3) El 99% de las aplicaciones antiguas funcionan con las modernas versiones de Linux.
Pues debo tener mala suerte porque para mí es al contrario. Si quieres instalar algo que no esté en el repositorio es complicado. Y si quieres instalar algún sw antiguo es literalmente imposible con errores de instalación por librerías o dependencias que impiden su uso.
4) El 99% del hardware viejo funciona con Linux
Cierto, siempre que no sean periféricos XD.
5) Seguridad
El típico error. Como casi no hay sw malicioso para un sistema (debido a que casi no se usa y es un mal objetivo) se considera ese sistema seguro. A día de hoy yo considero linux como un sistema mucho más inseguro que windows en una configuración por defecto y con un uso normal.
6) Hay un montón de software muy bueno ahí fuera
Pero la mayoría es un pedazo de mierda enorme, feo, inusable, y con un rendimiento pésimo. Yo uso un montón de sw libre o gratuito en windows y de gran calidad, pero para linux no encuentro casi nada decente, ni un buen visor de pdf (uso sumatra), ni un buen visor de imágenes (faststone), ni un buen monitor de tráfico de red (networks), y podría seguir con miles más.
6) Precios (hay dos 6 XD)
Bueno, no voy a discutir que el precio es menor que el de las alternativas. Solo un comentario que leí por ahí y que considero cargado de verdad «Linux es gratis sólo si tu tiempo no vale nada».
7) Libertad
Para la inmensa mayoría de los usuarios, incluidas empresas, no es una opción viable.
8) Aprendizaje
El aprendizaje no es el objetivo de un SO. Imagina que para usar un coche tuvieras que aprender ingeniería y termodinámica. Aún estoy esperando a ver la forma de resolver un problema en linux que no requiera abrir un terminal y escribir comandos, cosa que al usuario «normal» le produce ansiedad.
9) Economía local
Estoy de acuerdo en este punto. Al menos conozco un caso en que la implantación de linux vino de la mano de contratación de empresa para darle mantenimiento. Claro que eso lo convierte en un sw con un costo distinto de cero.
10) No menos importante: Es divertido
No, perdona, pero no. No es divertido pelearte para que te funcione la puta impresora. Es divertido hackearle la wifi al vecino pero no tirarte días para que los dispositivos que has comprado puedan funcionar decentemente, o simplemente funcionar ya que bien no lo harán nunca debido a las carencias de los drivers……….No es divertido querer instalar algo que te empiecen a salir errores de dependencias. No es divertido instalar algo y que por una chorrada no se instale y luego resulte imposible de desisntalar ni de reinstalar, y así puedo seguir horas……….no, no es divertido. No es divertido ir a bajar un juego y ver que para windows tiene un enlace y para linux tres páginas de tutorial para instalarlo……….
Y aquí dejo mi punto de vista, no pretendo abrir flame, ya digo que me gustó mucho lo que escribiste y que respeto tu punto de vista
La verdad, no entiendo, tengo una Impresora Kiocera KM 1815, en Windows XP, necesito ir al la Web del Fabricante, bajar el Software, lo cual es un rollo por falta de soporte para XP, debo ir a una Web completamente insegura para bajar un Drive, sin firma de seguridad, por fin le das al exe y a la par te pone contra tu voluntad un Malware, rompe fácilmente el cortafuegos de Microsoft, después tienes que registrarlo, te manda un aviso que es soft ilegal y te niega el registro y te limita a dos o tres funciones solamente. Si te vas a Windows 7 No te reconoce el Hardware o sea la Impresora, si tienes una targeta de Audio Live 5 ya no hay soporte para ella, tengo un scaner MicroteK tampoco te lo instala, es una mierda se sistema que sólo quiere que gastes en equipo nuevo y que pagues licencias onerosas o dedicarte a crakear y piratear, estos mismos Devices antes descritos, usando Ubuntu 12, 13, 14 15 0 16, Linux Mint desde la versión 11 hasta la 18, Arch Linux, Linux MX, Deepin, y son cientos de distros linux, solo metes el cable USB adel device a la compu e inmediatamente la identifica y la instala, no se andan con mamadas, quieres escanear lo mismo, demoras 30 segundos en instalarlo y estarlo usando, el día que Windows tenga esa capacidad se cagan pa’rriba. incluyendo al fisgón del Win 10.