La maldición del Benfica
El Benfica es uno de esos equipos que siempre me llamó la atención de pequeño, un equipo que alcanzó la gloria en la época en la que el fútbol era todavía un deporte de caballeros.
En aquel entonces no existían «ultras» o «Hooligans» y hombres como mi abuelo, acudían a los estadios enfundados en americanas con pañuelo blanco asomando por la solapa, sombrero y zapatos recién abrillantados.
Fue la época de los pioneros del recién creado fútbol profesional, con clubes como el Benfica, El Stade de Reims, Eintracht de Frankfurt, Feyenoord de Rotterdam, Nottingham Forest, Saint-Étienne, Brujas, Ajax, etc. alcanzando una cima irrepetible.
De entre todas las anécdotas y curiosidades de aquella época mítica del fútbol europeo, una de las más extrañas es la conocida como «maldición del Benfica», cuando un entrenador despechado deseó al Benfica no volver a ganar jamás un titulo europeo en cien años.
¿No se lo creen? Pues bien, desde 1962 (fecha de la última copa de Europa conquistada por el Benfica), el equipo portugués ha perdido… ¡ocho finales europeas!
La historia
Corría el año 1962 y el Sport Lisboa e Benfica, conocido simplemente como Benfica, brillaba en el firmamento europeo. Acababa entonces de ganar la segunda copa de Europa consecutiva y su futuro parecía luminoso. Tan luminoso como el nombre de su campo, Estádio da Luz.
El artífice de esta gran etapa del club no era otro que un entrenador húngaro Bela Guttmann, el cual había conseguido que el Benfica ganara una liga y dos Copas de Europa consecutivas goleando primero al Barcelona de Kubala y al año siguiente al Real Madrid de Puskas, Gento y Di Stefano.
El hombre protagonista
Bela Guttmann era un hombre serio y trabajador de origen judío que fue perseguido en Austria y Hungría, lo que le impulsó a emigrar a los Estados Unidos (en aquel tiempo los clubes de fútbol norteamericanos estaban en manos de judíos).
Bela había sido muy buen futbolista y militó en muchos clubes: MTK Hungária, Hakoah de Vienna, la selección húngara y distintos equipos norteamericanos: Gigantes NW, Brooklyn Wnaderers, Soccer Club NY, Hakoah NY, y Hakoah All-Star.
Después de su retirada como futbolista decidió convertirse en entrenador y como tal hizo introdujo cambios revolucionarios para la época, por ejemplo perfeccionar el sistema 4-2-4 (alineación con cuatro jugadores en ataque, en vez de los seis típicos entonces).
Recorrió muchos países como entrenador: Italia, Holanda, Rumania, Argentina, Chipre, Hungría, Brasil, Uruguay, Suiza, Austria, y finalmente el Benfica, donde nada más llegar ganó un título de liga frente al Oporto y tuvo la fortuna de fichar al mítico Eusebio.
La llegada de este jugador iba a cambiar para siempre la historia de club, haciéndole ganar al Benfica dos copas de Europa consecutivas: 1960-61 y 1961-62.
Guttmann decidió que después de todas estas victorias merecía un aumento de sueldo y propuso al presidente del Benfica subir sus honorarios. Por lo visto, a la directiva del Benfica sentó mal el asunto y dijeron que su petición era inadmisible. Fue despedido fulminantemente.
La maldición
Cuenta la leyenda que Guttmann salió cabizbajo de aquella reunión y exclamó:
«Me siento completamente vacío. A partir de ahora y sin mi, el Benfica no ganará un torneo europeo en cien años».
Será por casualidades de la vida, azares del destino o por las brujas pero a partir de 1962 el Benfica perdió ocho finales europeas, la última frente al Sevilla en 2013.
Tanta es la superstición que la gente tiene por Guttmann (fallecido en 1981) que en 2014 los hinchas del Benfica le erigieron una estatua a la entrada del Estadio de la Luz con la esperanza de terminar con la maldición, aunque de momento no parece haber dado resultado.