28/04/2009
Corre, ven
Estaba el compositor Isaac Albéniz (1860-1909) en el extranjero y envió a su esposa un telegrama en estos términos:
«Ven pronto. Estoy gravísimo».
Se puso la mujer en camino y cuál no sería su sorpresa cuando al llegar a la estación encontró a su marido tranquilamente fumándose un puro.
– ¿Pero no estabas enfermo? ¿No decías que estabas grave? -le preguntó.
– Sí -contestó Albéniz-; gravísimo. Estaba empezando a enamorarme.